No es el Mallorca, es Mallorca

La línea roja de "Matías Vallés" (29/05/18)
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PALMA
El Mallorca ha regresado a Segunda, por lo que la euforia también ha de ser de segunda en un club que llegó a disputar una final europea.
El Real Mallorca no solo crea reticencias contra la hegemonía en las otras islas, sino sobre todo entre los mallorquines no mallorquinistas.
Conste pues que no me alegro del ascenso por un club propiedad de señores extraños como Robert Sarver, Steve Nash o Maheta Molango.
No es el Real Mallorca, es la Mallorca real.
Es la ansiedad que he visto a mi alrededor ante la hipótesis de un ascenso frustrado, y que por desgracia no despiertan otros problemas de la isla.
Es la misma satisfacción que sentía Menorca entera cuando colocó un equipo de baloncesto en la cúspide de la ACB.
O Formentera, con los milagros coperos de su equipo de fútbol.
Pese al carácter que impone una isla a sus habitantes, la insularidad no basta para crear vínculos sociales.
Aparte de que los baleares tienden al aislamiento, por contagio de la geografía que habitan.
Enhorabuena pues al Real Mallorca, porque no todos los mallorquines son mallorquinistas, pero todos los mallorquinistas tienen algo de mallorquín.




