11 horas al día sin móvil
A Coruña
Hace ya un tiempo que en Francia los consultores, los ingenieros y los informáticos con cargos de responsabilidad deben apagar sus teléfonos móviles y ordenadores durante 11 horas al día.
Esta medida, según parece, surgió porque las nuevas tecnologías han alargado sin límite de tiempo el trabajo diario, provocando incrementos de problemas de estrés e incluso un aumento significativo en el número de suicidios.
Seguro que reconocen esta estampa. Una persona en una cafetería, con el móvil personal, el móvil del trabajo, un portátil, papeles y unas ojeras de aquí a mañana, tomando un café sin degustarlo, solo para mantenerse despierto, mientras contesta una llamada, responde un mensaje, envía un email y por supuesto, echa una partidita al Candy Crush.
Los franceses, que son muy listos, se han dado cuenta de que puede llegar un punto en el que las tecnologías nos absorban tanto que dejemos de estar en el aquí y en el ahora y pasemos, definitivamente, a estar en el allí y en el después.
Somos esclavos de lo urgente y no de lo importante. Hace años, uno salía de trabajar y se iba a casa a desconectar. Ahora no, sales del trabajo y vas a casa a seguir conectado y probablemente a seguir trabajando. Así es que el estrés es uno de los grandes males de nuestro tiempo.
Por suerte, hay otra gente lista, no sólo los franceses, que se han dado cuenta de que si vivimos pegados a un móvil y ese es nuestro facilitador de vida y al mismo tiempo nuestro enemigo acérrimo, lo mejor es seguir la máxima de que "si no puedes con el enemigo, únete a él" y por eso han surgido muchas aplicaciones para móviles de relajación, yoga, ejercicios de meditación y esas cosas zen que tanto se llevan hoy en día.
Pero yo quiero ir más allá y proponer que se cree una aplicación móvil pasivo agresiva que nos haga sentir mal si usamos el móvil cuando no debemos. Algo como una vocecilla que suene a través del altavoz diciéndonos lo que no queremos oir.
Por ejemplo, cuando estás con tu pareja cenando tranquilamente y te pones a contestar mensajes, que salga una vocecilla diciendo: "uuuuy, ya estamos otra vez...no ves que así se va a enfadar la persona que tienes delante? No ves que como sigas así acabarás solo? No ves que te está mirando con ojitos? Anda, deja de tocarme y hazle caso."
Ya puestos a escuchar vocecillas en nuestra cabeza, mejor que sean útiles y nos hagan volver a disfrutar del presente. El móvil ya es un elemento imprescindible en nuestra vida. El cómo y el cuánto lo usemos depende de nosotros. Qué duda cabe.




