Ironías de la vida

Palencia

Suenan paradójicas algunas reacciones humanas y menos mal que suenan así. Lo inaudito sería asumirlo como lógico. Observemos.

Tenemos noticia de la promoción municipal de una“campaña agresiva contra los excrementos caninos” en la ciudad. No se puede recibir más que de modo exultante, porque además de evitar la gorrinada, favorece las prácticas higiénicas y muestra un aspecto decoroso de nuestro escenario cotidiano. Acaso sea excesivo ultimar el procedimiento mediante el registro del ADN y el seguimiento de la trazabilidad de las heces caninas hasta dar con el causante de la infracción y su representante legal, por la dificultad que implicaría hacer recaer la posible sanción sobre el animal.

Sin embargo, sorprende la tenue reacción de nuestros gobernantes una vez detectados y confirmados por sentencia judicial los “marrones” humanos de la Gurtel relacionados con el partido político que le sustenta. Esta caca es antigua y aislada, dice, y claro, sería excesivo hacer estudios paleontológicos de la materia. Mejor, pasamos página y por supuesto, cubrimos la gorrinada en espera de la siguiente, porque abordarlo con mínimo rigor desestabiliza el sistema. ¿Todos quieren taparlo? ¿Acaso estamos incluyéndolo en nuestro código ético personal y colectivo? En todo caso habrá que regularlo, ¿no? Porque si no, “a lo mejor”, como diría Zaplana, un día nos levantamos y se han llevado España a un paraíso fiscal y no nos enteramos. Tal como nos ha enseñado el prócer citado. Presupuesta una obra, la “ciudad de la ciencia” en Valencia, en 150 millones y la termina en 1.250 y ya está. La magia de una práctica higiénica desvirtuada hace desaparecer casi 1.000 millones y nadie sabe cómo ha sido.

Convendremos que, evitar la gorrinada, favorecer las prácticas de higiene moral y mental y que nuestro país muestre un aspecto decoroso para sus moradores es más importante y hace indispensable una campaña agresiva, mucho más contundente, contra los excrementos humanos que contra los caninos. Más que nada, para que los “inversores” que los cuidan y los embalsaman para impedir la pérdida de sus esencias…no sean el factor determinante de nuestras vidas.

Atención. El hedor se hace insoportable. ¿Por qué cuesta tanto entenderlo? Es preciso limpiar a fondo, de lo contrario seremos rebasados por la pestilencia. Ah, ya. Las de perro son menos productivas...