Ocio y cultura
Corridas toros

¿Esto es lo que quieren las figuras?

Un infumable encierro de Victoriano del Río imposibilita la emoción y el toreo fundamental, contando con el arrojo de El Fandi que cortó dos generosas orejas al que hizo quinto

Granada

Nada hace más daño a la fiesta de los toros que el propio sistema impuesto por aquellos que mandan. Las figuras quisieron esta ganadería y esta corrida en concreto, para que no les molestase en demasía y que ofreciese un triunfo fácil sin jugársela. El resultado, una mansada, sin casta ni raza, blanda…y el colmo un segundo que se partió la mano y un cuarto inválido, que resultó tener un pulmón perforado. Una tomadura de pelo en toda regla.

La esencia de la tauromaquia, como se deduce del valor etimológico del término, requiere que haya toro para poder enfrentarse a él. Lo que ocurrió en el ruedo este viernes fue, precisamente, lo contrario: ni se pudo dominar ni tampoco someter, sólo cuidar, mantener y aliviar llevándolo a media altura para que no se desplomara el encierro indignamente.

Cupo sumar a este despropósito la tentación de las figuras fuera de los circuitos televisados y de las plazas de primera de no venir a jugarse los muslos. El Juli estuvo aseado, pasando por allí, sin implicarse ni echar la pata adelante como se ha visto otras tardes. Sin ajustarse y sin hacer la suerte, especialmente en la suprema. Eso ha dado ya a los taurinos que acuñen el nuevo término del julipié: un volapié sin cruzarse y saliéndose por la tangente, que hace que la espada viaje trasera, caída y casi entera. En el cuarto, ni hubiendo querido el madrileño hubiera podido más. Hubo el amago de haberlo devuelto al corral por blando, pero lo cuidaron tanto que dio el pego y fue pasando los dos primeros tercios. Después, la ruina. El toro no podía más con su vida, ni media tanda. La bronca del público le obligó a coger la tizona y, al julipié, con un pinchazo hondo y atravesado, pasaportó a este Desenvuelto, herrado con el 170.

Roca Rey echó de repertorio, buscándole los costados al generoso público granadino. Capote variado, sin llevarse toreado al toro. Chicuelinas, caleserinas y revolera. O lo que es lo mismo, toreo auxiliar. Quiso remontar el vuelo de la tarde, trayéndoselo desde lejos y cambiándoselo por la espalda en el último instante. Quizá lo de más emoción, aunque fuera sólo en los primeros segundos de la faena. Después, sólo adorno. Algún muletazo con la derecha fue lo que más peso tuvo. Marró con el acero y, con media lagartijera, consiguió que el siempre generoso público de Granada lo premiara con un saludo desde el tercio. ¿Y en el sexto? Más de lo mismo pero con menos toro aún, que ya es decir. Voluntad pero fuera de cacho, lo suficiente para vender una faena higiénica al tendido.

El Fandi volvió a tener una actuación irreprochable. Como se suele decir, no le gusta perder ni a las canicas. Y así fue. Lo dio todo desde el principio, largas cambiadas, variado con el percal, un soberbio segundo par de banderillas en el siete y así hasta que, con la muleta, el toro se derrumbó, se partió la mano derecha, y hubo que matarlo. En el quinto, más de lo mismo. Sin toro, intentó templarlo con la diestra y con mucha calidad. Le protestó el animal y tiró de efectismo. Adornos por la cara y poco más.

Salió la gente de la plaza con el ánimo por los suelos. Y el aficionado qué decir. 19 toros lidiados en lo que va de feria y ninguno embistió todavía por derecho. Lo peor es que los toros vienen reseñados pos los toreros. Desesperante. Recoge uno la almohadilla del tendido pensando en que no hace falta que vengan de fuera a quitarnos esto. Los que están dentro nos echarán la persiana a base de aburrirnos. Lo que son las cosas…

Ficha del festejo

Real Maestranza de Caballería de Granada

3ª de abono. Corrida de toros. Más de tres cuartos en tarde agradable

Toros de Victoriano del Río, correctos de presentación, podridos y desrrazados; 2º, pitado en el arrastre, y el 4º con bronca en el arrastre por inválido

El Juli, de azul noche y azabache: tres pinchazos y casi entera, trasera (saludo) y pinchazo hondo y trasero (silencio)

El Fandi, de nazareno y oro: estocada (saludo) y estocada caída y trasera (dos orejas)

Roca Rey, de tabaco y oro: dos pinchazos, estocada casi entera, delantera y baja (saludo) y pinchazo y estocada (palmas tras aviso)

 
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