‘Menudo plan’

Algeciras

Dice el dicho que no por mil veces repetida, una mentira se convierte en verdad. Lamentablemente, una de las decepciones que conlleva el ejercicio del periodismo es la de comprender, antes o después, que no por mil veces redactada, grabada, difundida o publicada, una nota de prensa se convierte en verdad. La misma reflexión vale para referirnos a un discurso oficial, una rueda de prensa transcrita casi literalmente, o una entrevista de ésas que, con las preguntas y las respuestas pactadas de antemano, ni siquiera merecen el nombre de entrevista.

Como decía un antiguo compañero mío, el papel lo aguanta todo, y eso hace ya tiempo que lo aprendimos casi todos, pero especialmente los políticos... y también aquellos (periodistas o no) cuya nómina depende de que lo que quieran contar o no los políticos. Este ecosistema nuestro es tan endogámico, tan alejado, en lo esencial, de la realidad de la calle, que suele alimentarse de frases hechas, titulares elocuentes y recurrentes temas comunes, olvidando que el principal ingrediente de su dieta no debería ser otro que el de contar la verdad... Pero claro, la verdad suele ser incómoda, tiene tendencia a huir de lo políticamente correcto y no sienta bien a todo el mundo... Es más, es indigesta para muchos, especialmente para los amantes de los cuentos, los trucos de magia y los falsos finales felices, y, además, la verdad no engorda... ni infla las carteras, ni los currículums ni las perspectivas de futuro.

En estos días, nuestra comarca está siendo especialmente propensa a este tipo de titulares, de noticias prefabricadas, de reflexiones... Nos rasgamos las vestiduras con las últimas noticias relacionadas con el narcotráfico, con el blanqueo de dinero, con la inmigración irregular, con el paro... y el espectáculo informativo es tan llamativo que provoca que sólo veamos los tres o cuatro árboles que están delante, pero no todo el bosque que está detrás. O lo que es lo mismo: vemos la punta del iceberg que asoma sobre la superficie del agua, y no reparamos en la inmensa masa de hielo que se esconde, sigilosa, por debajo, abriéndonos vías de agua que nos impiden avanzar y empeñándose en pretender que nos hundamos.

Uno de los temas “de actualidad”, y lo que nos queda, es el Brexit: una preocupación real para un buen puñado de gente de por aquí, y una excusa estupenda para salir en el periódico o en la tele para quienes, procedentes de Cádiz, Sevilla o Madrid, no tienen más remedio, porque lo llevan en el sueldo, que dejarse caer de vez en cuando por aquí.

Supongo que será eso, el choque inevitable entre intereses tan opuestos, el que da lugar a noticias tan “extrañas” como la anunciada hace unos días por el vicepresidente de la Junta de Andalucía, que aseguraba que las medidas aprobadas por el Gobierno andaluz para hacer frente al Brexit ya están en marcha... citando a continuación un programa contra el absentismo escolar, cursos de formación profesional para adaptar la demanda laboral a las necesidades de las industrias, talleres de empleo y escuelas taller, y una ayuda al Ayuntamiento de La Línea para rehabilitación de viviendas...

¿En serio? ¿Ese es el plan?

Ese tipo de “medidas” son un clásico en nuestra comarca, y llevan años y años siendo anunciadas y aplicadas (con mayor o menor fortuna) pero, en cualquier caso, cualquiera de los que vivimos por aquí sabemos que se inventaron antes, mucho antes, de que a ningún británico se le pasará todavía por la cabeza que algún día votaría a favor del Brexit.

Pero claro, si casi todo el mundo está más a gusto creyendo (o haciendo como que cree) que el rey del cuento está vestido... ¿para qué abrir los ojos y comprobar que va desnudo? ¿A quién le interesa la verdad, mientras el espectáculo continúe?