La plaga de los narcopisos

Barcelona

Siete de la tarde. Centro del Raval. Niños asiáticos, magrebíes y catalanes juegan juntos en la calle. A menos de 200 metro encontramos a Andrés.

Tiene 42 años y vive en la calle. Consume heroína, dice, para soportar su vida. La compra en los narcopisos pero no se atreve a consumir dentro

Sergio, también sin techo, ha llegado a ver 10 personas drogándose dentro de un piso en el Raval.

Y mientras la droga les consume, los vecinos piden soluciones. Ángel Cordero es miembro de Acció Raval, una de las asociaciones que ha intentado plantar cara a los traficantes.

Des de setiembre, los trabajos de la Guardia Urbana y los mossos se han intensificado. Han detenido 90 personas y entrado en 70 pisos. Pero todavía falta mucho por hacer. El ayuntamiento tiene serias dificultades para contactar con los propietarios de los pisos vacíos, especialmente empresas extranjeras y fondos de inversión. Solo la mitad de los pisos donde ha entrado la policía, han sido clausurados.

Otro problema es la dificultad de encarcelar a los traficantes porque se encuentran pocas cantidades de droga. Ángel lo ve como la lucha interminable.

Otros vecinos como los del Barrio Gótico, en el centro de Barcelona, que este año ya han detectado la llegada de los narcopisos