Pisándonos
La Firma de Manuel Acero
"Pisándos", la Firma de Manuel Acero
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Palencia
Es frecuente, y hasta entendible, que cuando una determinada idea ha tenido éxito, y ha funcionado siendo aceptada por la población, ésta tienda a ser replicada o copiada por los que están alrededor con la intención de obtener el mismo buen resultado.
Ahora bien, que unos se aprovechen de la experiencia ajena no significa que vayan a tener la misma suerte ya que depende de otros muchos factores.
Esta reflexión me ha venido a la cabeza cuando leía la semana pasada una noticia en la que las asociaciones jacobeas manifestaban la necesidad de priorizar el Camino Francés sobre otros, pues de pocos años para acá se han rescatado o reinventado multitud de Caminos a Santiago, varios de ellos también por tierras palentinas.
Alguno de estos recorridos puede, que rebuscando, tengan cierto de rigor histórico pero muchos otros ni eso y lo que consiguen en cierta medida es devaluar la experiencia del Camino y no rentabilizar los esfuerzos públicos y privados empleados que se dividen en trocitos para tener a todos contentos.
No obstante no es mi intención hacer sangre sobre este tema ya que solo lo quería tomar como ejemplo de la falta de imaginación que tenemos para dar a conocer todo lo bueno con lo que contamos en Palencia y de cómo en muchas ocasiones estamos más pendientes de tratar de copiar lo que funciona al vecino en vez de pensar en proponer cosas nuevas de interés.
Y de esto nos encontramos muchos otros ejemplos a poco que miremos a nuestro alrededor. Un día a alguien se le ocurrió hacer un mercado castellano con ambiente medieval y funcionó, en poco tiempo nuestros pueblos se plagaron de estos mercados, todos parecidos, y muchos de ellos pisándose hasta en las fechas de celebración.
Algo parecido ha pasado con las alfombras florales de la fiesta del Corpus o con Ferias de la matanza o con las carreras populares entre otros muchos ejemplos. Ideas que de entrada son buenas pero que se repiten pensando que replicándolas van a funcionar sin tener en cuenta que en muchas ocasiones el público, entre el original y la copia, siempre se quedará con el primero.
Quizá nos hemos acostumbrado, porque es más cómodo y rápido, a copiar en vez de ponernos a pensar para crear ideas nuevas. Sin embargo la buena noticia es que a innovar se puede aprender y no requiere de grandes proyectos ni de importantes subvenciones sino de ponerse a pensar, a dejar que las ideas vayan madurando en nuestras cabezas, a coger un poco de aquí y otro poco de allá y compartir esas ideas con otros para mejorarlas.
Aunque es fácil decirlo no lo es tanto ponerlo en práctica y el primer paso es siempre pararse un poco y dedicar un tiempo a rumiar ideas en compañía hasta apostar por una propuesta por la que merezca la pena arriesgarse, aunque no salga bien a la primera, ya que esto es siempre mejor que estar pisándonos unos a otros todos los días.