Tres minutos

Palencia

Han pasado ya diez meses desde que a primeros de septiembre la Cadena Ser de Palencia me volvió a invitar a participar en esta sección de opinión. Ahora llega el verano y aunque no es que esté cansado ni esto sea un trabajo, toca despedirse y aprovechar para coger "vacaciones".

Mirando hacia atrás recuerdo como en este tiempo he hablado sobre temas muy distintos, que me preocupan, que me parecen de interés y que afectan a nuestra Palencia.

Así unas veces he reflexionado sobre la importancia de mantener y conservar nuestro patrimonio material e inmaterial o sobre lo injusto de las pruebas de la EBAU. También ha habido tiempo para querer transmitir la importancia de no caer en derrotismos sobre lo que nos rodea y tratar de ser más positivo.

En otras ocasiones me he parado a pensar sobre muchos productos que tenemos muy cerca y que no valoramos lo suficiente como nuestras lentejas, el pan o el lechazo churro entre otros. También he dejado alguna firma a cerca de temas aparentemente más superficiales como los drones y el futuro que tenemos a la vuelta de la esquina o la cabalgata de los Reyes Magos.

Pero sin duda el tema más recurrente, aunque visto desde distintos ángulos, ha sido el del medio rural con su futuro incierto y en el que todos nos jugamos más de lo que pensamos. De este asunto han salido comentarios sobre la necesidad de innovar y arriesgarnos para no desaparecer, la importancia de mimar a todos aquellos que en los pueblos hacen algo por los demás sin esperar nada a cambio, de lo conveniente o inconveniente de las escuelas rurales agrupadas, sobre lo perdidos que estamos muchas veces a cerca de las soluciones que se nos ocurren para el mantener el medio rural o de los pioneros del desarrollo rural que fueron los desaparecidos Agentes de Extensión Agraria.

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Pero al margen de los temas anteriores, lo que más me ha gustado, un año más, ha sido algo tan sencillo como parar todas las semanas un rato a pensar sobre un tema y hacer el pequeño esfuerzo por desarrollar en tres minutos una idea.

A menudo nos encontramos en una sociedad que vive estúpidamente deprisa, en la que pararse a pensar y hacer el ejercicio por ordenar ideas y querer compartirlas con otros se ha olvidado desde la escuela. En mi caso, y gracias a la firma que tenía que hacer cada semana, me he reencontrado con este pequeño placer que me atrevo a recomendar pues sentarte delante de un papel y escribir lo que piensas resulta muy gratificante y ayuda poner en orden la cabeza.

En cualquier caso gracias a los que con su confianza me han permitido todo esto y a todos ustedes les deseo que pasen un buen verano.