Cartagena y Moura a hombros
Diego Ventura se queda sin abrir la Puerta Grande a causa de la mala utilización del rejón de muerte en los dos toros de su lote
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Zamora
La segunda de feria, comenzaba pocos minutos después de que la Selección Española de fútbol abandonase la Copa del Mundo de Rusia. Nubes y claros y una temperatura agradable, en torno a los 23 grados, ponían el marco a la corrida de rejones con la que se cerraba la persiana de la Feria Taurina de San Pedro 2018.
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Algo más de media plaza para ver un encierro de la ganadería portuguesa de Canas Vigoroux, de excelente presentación, una muy buena ocasión para comprobar el estado del Campo Bravo del país vecino.
Abría plaza Andy Cartagena con Bordadito, el primero de su lote. Un cinqueño negro sin fijeza y con el que el rejoneador alicantino intento realizar una faena seria a pesar de que el animal salió muy mal parado del primer rejón de castigo y amenazó su montura con sus permanentes cabezazos. Cartagena solventó con sobriedad el tercio de banderillas y mató de un certero rejonazo tras pinchar en el primer intento. El público premió el buen hacer del caballero al que le otorgó con una merecida ovación.
Distinta fue la lidia del cuarto toro de la corrida en el que Cartagena levantó varias veces al público de los tendidos, merced a las acrobacias sobre “Brujita” en el tercio de banderillas. Buena utilización del acero para finalizar la faena que le valieron dos merecidas orejas.
Convertido en leyenda del toreo a caballo llegaba a Zamora Diego Ventura, tras cortar un rabo en la última feria San Isidro 42 años después de que lo hiciese Sebastián “Palomo” Linares. El primero del lote del hispano-portugués fue un cinqueño castaño de imponente presencia pero sin carácter en la embestida, al que lució en banderillas y sobre todo con las “cortas” que colocó de manera magistral al violín. Deficiente ejecución a la hora de utilizar el rejón de muerte, tras innumerables pinchazos, que le valió el silencio del respetable.
Perores condiciones tuvo Cara Branca, el quinto toro del festejo y segundo del de la Puebla Del Río, y al que los asistentes al coso zamorano pitaron de forma contundente pidiendo su devolución a los corrales. A pesar de las dificultades, Ventura se armó de valor y trazó los momentos de mayor plasticidad del festejo durante el tercio de banderillas al que puso dos pares de cortas, que hicieron estallar en aplausos al público. El discípulo de Ángel Peralta volvió a tropezar en la suerte suprema y consiguió dar muerte a la res después de dos pinchazos. Una oreja para Diego Ventura, que fue ovacionado de manera atronadora y sincera a su salida por la puerta de cuadrillas.
Joao Moura abordó de manera templada al primer toro de su lote, “Lembrado” cuyo trapío fue sinónimo de calidad y decisión en la embestida. La sobriedad fue la línea general en la faena del joven rejoneador que después de colocar dos rejones de castigo y de manera excepcional las banderillas arrancó los aplausos del público. Eficaz y rejonazo para cerrar una faena que le valió dos trofeos al portugués.
El segundo del lote de Moura fue mucho menos toro que el que lidió en primer lugar, a pesar de las condiciones adversas el jinete luso consiguió trazar una sobria faena en la que se lució con las banderillas y utilizó de forma potente el rejón de muerte, que no sirvió para que el toro cayera y teniendo que utilizar el estoque de cruceta.
Zamora, Toros de Canas Vigoroux para los rejoneadores:
Andy Cartagena: Ovación y Dos orejas
Diego Ventura: Silencio y Oreja
Joao Moura Jr: Dos Orejas y Ovación




