Tormentas de julio
León
Amanece Julio entre cielos de Noviembre y una furia de diluvios que empapa las ansias de cambio del personal a las primeras de cambio. Como aguaceros de agosto sobre una vela caen las primeras decepciones del Gobierno Pedreño: Esa Lomce que se queda, la loa del astronauta a la educación privada privadísima, el trapicheo infumable con Pablito para repartirse el cortijo de la televisión pública , y hasta el máster invisible de nuestro José Antonio Diez hacen prever que este chririmiri irá a más.
Ayudará, no obstante, a capear el temporal ese espectáculo bufo de las primarias del PP, con esos candidatos que no acaban de hacerse a su papel en una democracia inopinada para quien siempre vio designado al líder por el procedimiento del dedo divino, con una censo minimalista de afiliados y con el descoloque de los mandarines locales que apenas parpadean por temor a equivocarse. Es lo que tiene la falta de práctica y de criterio propio. Los caretos de Silván y Majo recibiendo hospitalariamente a los postulantes para la plaza del registrador son copia literal de la del portero del Ritz.
Justo al revés que nuestro rey del pollo frito, el concejal Llamas, que se construye los convenios colectivos con la misma alegría y sazón que las alitas de pollo. Ahora dirá que los jueces son más de Macdonalds y por eso le han puesto firme las filetes de Kentucky.
Pequeñeces todas, forgasias intrascendentes, a la espera de un sol que se hace desear como un amante casquivano, pero que acabará llegando para hacerles olvidar por un ratito las miserias del invierno. Abrácenlo como si no hubiera mañana y nos oímos , Pedrito mediante, a la vuelta. Palabrita del Niño Jesús.
