SER musical

Alicante

Nacemos con una dotación musical valiosísima: voz para cantar, manos para percutir, pies para danzar, oído para percibir, y una parte de nuestro cerebro especialmente diseñada para entender y disfrutar la música, para desarrollar a partir de ella nuestra inteligencia y habilidades sociales y emocionales. La música es inherente al ser humano, somos musicales, necesitamos música para SER.

Sinuosa e irremediablemente, la música se busca sus caminos para estar siempre con nosotros, y -gracias a los que velamos por la salud emocional propia y ajena- toma forma artística en forma de canción, sinfonía, tango o sonata. Y nos seduce en los conciertos de clásica y de moderna, pero también sus vibraciones se cuelan en nuestra rutina: nos acaricia desde el despertador, hacemos deporte con ella, nos hace danzar, no hay película sin banda sonora, alegramos con sintonías la tele y la radio, compartimos nuestra playlist, hay nanas para dormir, música para meditar, músicas de otras culturas, música histórica, canciones de protesta, música para el amor y el desamor.

Dicen que las cosas buenas necesitan tiempo: una larga cocción da sabor a los alimentos, el roce hace el cariño, degustar un buen vino requiere varios tragos, cómo reconforta que te escuchen y qué deliciosamente eterna es la mirada de alguien que nos ama.

También para percibir la emoción de la música, y de cualquier forma artística, hay que “invertir tiempo”. Y entendemos que este es un tiempo de plenitud, conexión espiritual e intelectual que “te regalas” porque te lo mereces, aunque paradójicamente ya era tuyo y gratuito.

Y es que nos sometemos a mil obligaciones, muchas veces innecesarias, que nos roban las horas y el bienestar, presumiendo y fingiendo “no tener tiempo” como si tuviéramos que hacer cosas más importantes que lo importante, que es SER.

Anabel Sáez es clavecinista, directora artística de la Orquesta Barroca de Alicante y del ensemble La Galería del Claroscuro y profesora de piano en el Conservatorio de Elche.