Zamora galopa junto a Paco Ibañez
La Plaza de la Catedral se llena para escuchar al mítico trovador
Zamora
Paco Ibañez, icono musical de una buena parte de la generación de la Transición (que desgastó aquellas cintas de cassette de su mítico concierto en el Olympia de París), desgranó su repertorio en la noche zamorana, con una plaza de la Catedral repleta, a pesar del ambiente fresco que propició el viento que se levantó por la tarde.
Un público que le perdonó, probablemente por la admiración y asumiendo sus 83 años de edad, que se subiera al escenario 20 minutos después de la hora prevista, las diez de la noche. Y en ese escenario minimalista que integra él, su guitarra y la silla en que apoya su pierna izquierda (silla que hubo que cambiar a medio concierto), se presentó saludando a la República (algo que, por cierto, no gustó a algún parroquiano quien, probablemente ignorante de quien es y cómo piensa Paco Ibañez, le gritó, aunque seguramente sólo lo oímos los que estábamos al lado: ¡Sinvergüenza! Y luego se fue, porque el concierto, obviamente, no era para él).
Luego fue desgranando los versos de Lorca, León Felipe y otros tantos que convirtió en canciones de culto. E incluyó un guiño musical a los 4 idiomas de España…
Y, por supuesto, no pudo evitar el entorno en que se encontraba para dedicarle un par de canciones, expresamente, al obispo de Zamora (el Palacio Episcopal estaba apenas unos metros más allá), y en particular el poema musicado “lo que puede el dinero” del Arcipreste de Hita.