De 14 habitantes a más de 4.000. Una ‘rave’ revoluciona Villar del Saz de Navalón
Esta pedanía de Fuentenava de Jábaga ha acogido durante una semana una concentración de aficionados a la música llegados de toda Europa
Cuenca
Villar del Saz de Navalón, localidad con 14 habitantes censados, ha acogido entre el 19 y el 24 de julio a más de 4.000 personas que han asistido a una fiesta ‘rave’, una concentración festiva de aficionados a la música que se suele celebrar sin autorización en edificios abandonados o al aire libre.
En Villar del Saz de Navalón se ha celebrado en una gran parcela privada en la que se acababa de hacer la siega por lo que el terreno estaba allanado para poder acampar. Además, la finca dispone de una nave industrial que se ha utilizado para instalar la intendencia. El alcalde de Fuentenava de Jábaga, José Luis Chamón, municipio al que pertenece esta pedanía, comunicó la concentración a la Guardia Civil que se personó en el lugar. Asegura que “a pesar de no tener ningún tipo de licencias no cree que sean objeto de ninguna sanción administrativa porque han sido sumamente cuidadosos con el entorno” y, de momento y a falta de que se acabe de levantar el campamento, “no se ha visto ningún desperfecto”.
A pesar del potente equipo y de la música que no ha parado durante estos cuatros días, el alcalde asegura que “no ha causado molestias a los vecinos porque la ubicación de la finca y el sentido del aire alejaba el sonido del pueblo”. Nada de inconvenientes, por el contrario muchos vecinos se han acercado a participar de la fiesta. Se desconoce quién es el organizador, la responsabilidad cae sobre el propietario de la finca, lo que sí pudo comprobar el alcalde es que “había gente de toda Europa”.
Tenían todo preparado: escenario con equipo de música de muchos decibelios, generadores, suministradores de agua para el abastecimiento y el saneamiento e incluso los bares disponían de servicio de retorno en el que se cobraban los vasos de plástico a 50 céntimos para que no se abandonaran esparcidos por el suelo.
Chamón asegura que ha quedado como una anécdota divertida, a pesar de la alarma inicial al ver llegar tantos vehículos.