Ocio y cultura

¿Competencia desleal?

El alquiler de pisos particulares durante Sonorama pasa factura a los alojamientos rurales de la Ribera que por primera vez en varios años no han llegado al 100% de ocupación a una semana de celebración del festival

El alquiler de viviendas particulares es una práctica cada vez más extendida en Aranda durante la celebración de Sonorama Ribera / Public Domain

RIBERA DEL DUERO

Desde hace años a una semana de celebración de Sonorama no había forma de encontrar alojamiento en una casa rural de la Ribera del Duero e incluso de alguna comarca cercana. La tendencia se ha roto este año y a seis días del comienzo del festival, aún quedan un puñado de plazas sin ocupar. Una circunstancia que desde la asociación que agrupa a estos alojamientos achacan a la proliferación de alquileres de viviendas particulares en Aranda durante estos cinco días.

En los últimos tiempos se ha incrementado la práctica de alquilar durante la semana de Sonorama tanto viviendas vacías como la vivienda habitual a grupos de personas que acuden al festival. En ocasiones sus moradores se trasladan a pueblos cercanos o aprovechan para disfrutar sus vacaciones y sacar un rendimiento al piso que dejan vacío.

Las personas que trabajan en el turismo rural no ponen objeciones a esta práctica e incluso aseguran que es bueno que los beneficios de un fenómeno como Sonorama se extiendan al mayor grupo de sectores de la población pero reclaman las mismas condiciones de tributación y garantías para todos quienes oferten servicios de alquiler o alojamientos.

Aunque desde ACRIDUERO están convencidos de que los establecimientos de turismo rural en la Ribera quedaran totalmente ocupados durante la celebración del festival, puesto que ahora mismo las reservas están al 98%, esperan, de cara a próximas temporadas, que la actividad de alquiler turístico se regule, porque también han notado que la práctica se está extendiendo a otros momentos del año, aunque sin duda la actividad se dispara durante Sonorama Ribera.

Por lo que se refiere al transcurso de esta temporada, el invierno y sobre todo la primavera han sido flojos en cuanto a ocupación, probablemente influidos por una meteorología lluviosa y fría que ha originado numerosas cancelaciones. Las reservas repuntaron en junio, aunque julio de nuevo demuestra que el turismo de este mes veraniego prefiere la costa. En cualquier caso en la Ribera del Duero se mira con expectación los meses de septiembre y octubre, especialmente atractivos para quienes disfrutan del enoturismo en la época de vendimias. Aunque todavía son fechas lejanas para quienes tienen como prioridad disfrutar las vacaciones veraniegas, los establecimientos ribereños han comenzado ya a apuntar en sus agendas reservas para el otoño

 
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