La firma de Bécquer en la portada del convento de San Clemente ya se conocía desde finales del siglo XIX
Ha vuelto a cobrar protagonismo gracias a las obras restauración en la portada
Toledo
El autógrafo de Gustavo Adolfo Bécquer en la fachada del convento toledano de San Clemente no es un nuevo hallazgo y los guías turísticos ya se la enseñaban a los visitantes. Lo que pasa es que ha vuelto a cobrar protagonismo gracias a las obras restauración que se han hecho en esta portada.
Las mejoras se han llevado a cabo para dar una vuelta a la portada del convento, que es de piedra caliza y se encontraba en mal estado por el impacto del agua y los excrementos de las palomas. También, en el 2015 se golpeó la fachada con un vehículo y desapareció una de las piezas de la misma. Finalmente, ya se ha integrado esa pieza que faltaba.
No obstante, el autógrafo se descubrió en el 1886 y meses después se hizo público en una nota de prensa que publicaron dos diarios toledanos: el Eco Toledano y el Diario Toledano. La razón es que en esa época era normal dejar plasmada tu firma en los monumentos como un nexo para acercarse más a la obra de arte. Y por eso Bécquer firmó. Pero cabe pararse a pensar cómo pudo escribir su nombre a 5 metros de altura. La respuesta la tiene el responsable de las labores de restauración, Miguel Muñoz Fragua.
Miguel Muñoz Fragua, restaurador en el convento de San Clemente
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Lo que está claro es que los graffitis no son solo algo de hoy en día y más de un siglo atrás los jóvenes ya hacían “gamberradas renacentistas”.