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El verano en la casa de campo cambia los chiringuitos por excavadoras

El Ayuntamiento de Madrid ha prolongado las obras del lago de la casa de campo hasta noviembre lo que ha fulminaod la temporada alta de los hosteleros que viven del lago.

Obras del lago de la casa de campo / Andrea P. Pardo

Madrid

El lago de la casa de campo lleva vacío desde diciembre. Las obras de limpieza del vaso deberían haber finalizado en agosto pero se han prolongado durante tres meses más, hasta noviembre. Los hosteleros de la zona se lamentan ya que la gente ya no acude a las terrazas porque lo que antes era el lago, ahora son tierras y excavadoras. 

El verano para los restaurantes de la casa de campo no es el mismo sin lago

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Seguimos a Juan García, miembro de "salvemos la casa de campo" en un paseo por el parque. Juan, se lo conoce bien porque desde 1989 lucha con la plataforma por su conservación. 

Ahora no hay agua y en su lugar las excavadoras y los obreros trabajan para reformar los muros de contención del lago, y limpiar el vaso. Las obras se han ampliado durante los meses de verano. Juan ha visto este lago desde que era joven en la casa de campo: "Estaba en estado decrépito, ya cuando hubo la inundación en el año 95, el lago tuvo una ruptura y dejó abierta la posibilidad de que se produjera una catástrofe y había que fortalecerlo". 

A diez pasos del metro, Isabel, tiene un puesto de helados de toda la vida. Ella es una mujer pequeña pero con mucho caracter, "aquí es una ruina lo que está pasando para los que tenemos bares o cualquier otro negocio, no baja la gente, no hay venta". 

En la orilla de lo que ahora es un secarral está el restaurante el Urugayo. Alfonso trabaja allí desde hace 22 años y este es uno de los peores veranos que recuerda "muchas de las personas que vienen a la casa de campo se dan una vuelta por aquí ven que no hay agua y ya no reservan, a veces no llaman para preguntar si ya está el lago y cuando les decimos que no, dicen que volverán más adelante". 

La imagen de las terrazas llenas ha desaparecido, en su lugar, algunos curiosos miran las obras sorprendidos. La gente que se pega a la vaya y coge el teléfono para hacer fotos, en su mayoría no saben que ya no hay lago. Los turistas que venían a buscar la pequeña playa de la casa de campo se decepcionan al ver tanto gris "a mi me habían prometido un lago muy bonito y esto está seco seco" se lamenta Marcos, un Argentino que pasaba unos días en Madrid visitando a sus amigos.  

Pero turistas y hosteleros no son los únicos que sufren la sequía del lago. Los árboles notan la falta de agua. Juan García teme por su conservación "la vegetación que hay alrededor del lago, como tenían una humedad constante y perenne, todas las raíces se inmiscuían y afectaban los muros, ahora están sufriendo un grave estrés hídrico. Parece que el ayuntamiento se ha dado cuenta y ha metido riego". 

Ahora solo queda esperar a que las obras finalicen en noviembre como está previsto.

 
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