Un estudio desmiente que envejecer en las grandes ciudades sea peor que en las medianas
La socióloga Irene Lebrusán, autora de la tesis, explica que hay una gran idealización urbanita de la vida rural, esa vida en comunidad que supuestamente no existe en las grandes ciudades

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Alicante
Un millón seiscientas mil personas mayores de 65 años viven en situación de "vulnerabilidad extrema residencial" en España y la Comunitat Valenciana arroja peores datos que la media. También, las ciudades medianas ofrecen peores resultados en calidad de vida de los ancianos que urbes de gran tamaño.
Las causas son diversas: problemas de accesibilidad a casas sin ascensor, pobreza energética o bien, viven en construcciones en mal estado y tampoco cumplen los duros requisitos para acceder a ayudas a la rehabilitación.
Estas situaciones, que son distintas en función del tamaño de la población y de la comunidad autónoma, de hecho, afectan especialmente a los ancianos de la Comunidad Valenciana y, sobre todo, en ciudades de tamaño mediano, similar al de poblaciones como Alicante, Torrevieja, Orihuela o Alcoi.
Esta es solo una de las conclusiones de un nuevo estudio basado en la tesis doctoral de la socióloga y profesora de la Universidad Carlos III de Madrid, Irene Lebrusán. En él, se muestra francamente sorprendida por estos malos datos.
Otra de esas conclusiones es que, normalmente, tendemos a asociar la aldea o el pueblo con la vida tranquila y en comunidad, frente al ajetreo y soledad de la urbe. Este estudio echa abajo un prejuicio bastante común, que envejecer en poblaciones medianas es mejor que pasar nuestros últimos días de vida entre el bullicio de la gran ciudad.
Irene Lebrusán, autora de la tesis, explica que hay una gran idealización urbanita de la vida rural, de esa vida en comunidad que supuestamente no existe en las grandes ciudades.
La tesis de la socióloga desmiente la creencia tan común de que la gran ciudad es un territorio hostil y solitario donde las redes de apoyo y socialización están destruidas. No es así, "la vida de barrio" no es muy distinta de la vida en un pueblo pequeño.
Los peores datos los arrojan las ciudades medianas, frente a los valores más positivos de poblaciones rurales o grandes ciudades. Son las grandes urbes como Valencia o Barcelona las que han compensado "muy bien y con grandes recursos económicos y servicios sociales", dice, esas condiciones de vida de los ancianos. Por el contrario, en ciudades medianas y pequeñas similares a Alicante, Benidorm o Santa Pola, no ha sido así.
Irene Lebrusán menciona la injusticia que supone que las personas con menos recursos económicos no puedan acceder a las ayudas autonómicas a la rehabilitación de viviendas, por las durísimas condiciones que les exigen y, por último, propone medidas de coordinación entre administraciones para mejorar esa descentralización de los servicios sociales, que ya ha dado frutos a nivel local cuando se gestiona bien.




