Un Valencia muy grande

Valencia

Distanciado a nivel presupuestario en 250 millones de euros, el Valencia ha demostrado esta noche en Mestalla que, en fútbol, tener más dinero no es sinónimo de ganar siempre. Solo el fichaje de Lemar (71 millones de euros) ya es casí más caro que el coste de todas las incorporaciones en el murciélago. Simeone dispone del doble de margen económico que Mateo Alemany para confeccionar plantilla.

Circunstancia que apenas acusó el conjunto valencianista. Más bien todo lo contrario. Rectificando sus errores de la primera mitad, aprendiendo de las carencias detectadas en los enfrentamientos de la pasada temporada, el equipo que dirige Marcelino ha conseguido empatar y hacer méritos para ganarle al Atlético de Madrid, flamante campéon de la Supercopa de Europa.

El primer capítulo de la temporada del centenario pone en listón altísimo. Dentro y fuera del terreno de juego. En el entorno, ilusión desborada, miles de personas recibiendo a los jugadores dos horas antes del partido en una Avenida de Suecia abarrotada y 46.174 personas abarrotando Mestalla un lunes en pleno mes de agosto. En el verde, un vestuario comprometido, consciente de la exigencia del momento, con hambre de gloria.

Así se explica el gesto de Rodrigo tras empatar el encuentro con un zapatazo desde el alma. No hubo volteretas ni besos a tatuajes. Su única obsesión era conseguir la pelota para seguir con la remontada lo antes posible. Al Valencia no le valía empatar con uno de los grandes del fútbol europeo. Marcelino lo dejó claro con sus sustituciones, fundamentalmente a la hora de dar entrada a Batshuayi retirando a un centrocampista como Carlos Soler.

Lástima las dos llegadas de Wass y Gameiro con el partido roto y en pleno alargue. Oblak se agigantó para preservar el punto del Atleti que se marcha de Mestalla respetando y mucho al Valencia. Un Valencia muy grande que, precisamente en el año del centenario, ha vuelto.

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