Nadie tiene la culpa de nada
Ni el Govern ni los Consells ni los ayuntamientos pueden actuar contra los vertidos fecales, enredados en una maraña de competencias. Vaya y vaya

"La línea roja" de Matías Vallés (11/09/18)
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PALMA
El Govern no puede controlar el turismo, porque depende de aeropuertos en manos de otras instituciones. Vaya.
Los ayuntamientos no pueden acabar con las ‘party boats’ porque dependen de Costas, o de la Guardia Civil, o de no se sabe quién. Vaya de nuevo.
Ni el Govern ni los Consells ni los ayuntamientos pueden actuar contra los vertidos fecales, enredados en una maraña de competencias. Vaya y vaya.
En Balears, nadie tiene la culpa de nada.
Las administraciones creen que la maniobra de jugar al despiste engañará a los ciudadanos, que pronto se transformarán en votantes.
Necesitaríamos días enteros para recitar la lista de los políticos enterrados por subestimar a sus gobernados.
Hay dos reglas infalibles para asignar las culpas que los políticos locales insisten en dejar en el aire.
Primera regla: El recurso a la “herencia recibida” caduca el primer año de estar en el poder.
Segunda regla: Quien creó un problema, debe enmudecer y no reclamar la solución a quien le ha sucedido.
Y una conclusión, quitarse las culpas de encima nunca ayuda a quien gobierna.
La incapacidad de actuar también es una razón para marcharse.




