De comerse el corazón de una golondrina para ser más inteligente a curar con la saliva buena

PALMA

Nos gusta pensar que vivimos en una sociedad altamente tecnológica, que habitamos un mundo racional y científico en el que tenemos a mano cada vez más herramientas para comprender la realidad que nos rodea y poder tomar decisiones. Y seguramente es así.

Pero la tecnología no borra la magia. Igual que el conocimiento no mata la imaginación ni tampoco la fantasía. Por supuesto, sabemos que la superstición de una sociedad le impide progresar pero, aún así, seguimos buscando explicaciones no racionales a fenómenos que nuestra racionalidad es incapaz de asimilar.

Hoy hemos hablado de supersticiones, tradiciones mágicas y curas milagrosas de la Mallorca más profunda. Y lo hemos hecho con Rafel Perelló Bosch, que durante seis años ha ido recogiendo testimonios de personas mayores que saldrán próximamente publicados en un libro. 

Son los últimos vestigios de un tipo de sociedad que, seguramente, está a un paso de extinguirse.