El Alcázar Real de los Austrias

Madrid

Realmente no fueron ellos los que levantaron tan importante edificio residencia de corte hasta la llegada de los Borbones que lo consideraban demasiado austero… El Alcázar era una antigua fortificación musulmana del siglo VIII levantada allí para proteger el camino a Toledo. Fue sede de la dinastía Trastámara y así siguió sirviendo de asentamiento real durante toda la dinastía de los Austrias. Carlos V, Felipe II, Felipe III y Felipe IV hicieron obras y reformas en él para acomodarlo a las necesidades de la corte. Se añadieron edificios anexos, armerías, jardines, caballerizas. Su espacio final era inmenso y ocupaba no solamente el lugar que hoy ocupa el palacio real, sino toda la superficie de la catedral de la Almudena y los jardines de la Plaza de Oriente.

Un fatal incendio en la Navidad de 1734 lo derruyó del mismo modo que hemos visto semanas atrás con el Museo Nacional de Brasil en Río de Janeiro. Y las similitudes con esta reciente catástrofe no quedan en lo pavoroso del fuego, sino que en el Alcázar también desaparecieron innumerables obras de arte, pasto de las llamas. Algunas de las que pudieron salvarse, quizá la más célebre de todas, fue la obra de Diego Velázquez, Las Meninas, cuya historia está, como contamos en esta sección, perfectamente ligada al edificio.

Con la desaparición del Alcázar, Felipe V comienza las obras de un suntuoso palacio, podríamos decir con seguridad a no equivocarnos, el más suntuoso de todos los levantados en Europa.