La #Tuithistoria de Javi Ruiz

Murcia

Tuithistoria infantil

Un hombre y un niño juegan al ping pong en una mesa devastada por el tiempo y el aire. Nunca cruzan más de dos toques. El mito del eterno retorno. El hombre saca, la bola vuela, el niño mira, la pala se lanza y... a la red. El chavalín no levanta ni un metro del suelo. Los ojos apenas le llegan al suelo falso de la pista azul de tenis para diminutos.

¿Me puedo subir a la mesa, abuelo?, dice. Y el hombre le insiste en que no, como mínimo, un millon de veces. "Es que no llego", dice el niño. "Porque no te has comido la cena y no creces", le responde.

Es que al niño no le gustan las alcachofas con jamón, ni las lentejas, ni el pisto, ni la caballa, ni prácticamente nada de lo que han puesto en el hotel. Yo quiero, dice, patatas con huevos. Pero todos los días no se puede comer lo mismo "o te convertirás tu en un huevo", le dice la madre que se une a la escena.

Les miro y sonrío porque de pequeño yo comía bien. Más de la cuenta, decía mi madre. Y me decían que no me tragara los huesos de la ciruela porque me saldría un arbol dentro. Un día me lo tragué sin querer, jugando con él en la boca, y viví con miedo un par de tardes.

El chavalín de esta historia ahora pide galletas. No, que se te va a poner cara de galleta, le dicen. Me imagino sus pesadillas de esta noche: enanito por no comer, y con cabeza de galleta. Cosas de críos.

Javi Ruiz