Matas no tenía por qué acabar así
Por increíble que parezca, la exoneración del presidente del PP balear para culpar a quienes le influyeron es la predominante entre los populares

"La línea roja" de Matías Vallés (04/10/18)
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PALMA
La primera falsedad establece que cualquiera de nosotros en la situación de Jaume Matas se hubiera corrompido como el president de Balears y ministro de Aznar.
Es incorrecto, porque hay personas aunque pocas que, gozando de las mismas oportunidades para saquear el dinero público, prefirieron seguir las reglas del juego.
La segunda falsedad establece que el siete veces corrupto Matas por fuerza debía acabar así, como si delinquir estuviera en su naturaleza.
Una perversión machista aneja a esta inevitabilidad de la corrupción de Matas adjudica la culpa de lo sucedido a las mujeres de su entorno.
Por increíble que parezca, la exoneración del presidente del PP balear para culpar a quienes le influyeron es la predominante entre los populares.
Pues bien, también es falso que Matas fuera genéticamente corrupto.
Y aunque ocupó la cartera de Medio Ambiente, también es falso que fuera ambientalmente corrupto.
Es decir, no fue una víctima de los grandes empresarios a quienes conoció como ministro y con quienes entabló relaciones a menudo dirimidas en los juzgados.
Matas debía limpiar la corrupción de la era de Gabriel Cañellas.
Soy testigo de que anunció que estaba dispuesto a esa regeneración, y solo él puede explicar qué sucedió en el camino.
Matas no tenía por qué acabar así, lo cual agrava su culpa.




