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Jose Mari Azpiazu, la razón y el corazón de un alpinista

El alpinista y escritor, detalla qué supone para él, el mundo de la montaña y el alpinismo

Bilbao

Las vivencias al límite de la vida. Así se podrían definir las reflexiones de reconocidos alpinistas que Sebastían Álvaro y Jose Mari Azpiazu han recogido en La vida en el límite de la vida. Experiencias de alpinistas para inspirar nuestro día a día, de Lunwerg Editores.

'La vida en el límite de la vida', Ed.Lunwerg

'La vida en el límite de la vida', Ed.Lunwerg / Cadena SER

'La vida en el límite de la vida', Ed.Lunwerg

'La vida en el límite de la vida', Ed.Lunwerg / Cadena SER

El programa A vivir que son dos días Euskadi se ha desplazado hasta las faldas del monte Txindoki para conversar con Azpiazu, alpinista, escritor y expedicionario azpeitiarra, para quien la vida en la montaña es un reflejo del día a día. "Creo que la montaña es energía, lo que hace que alimente al niño que yo llevo dentro. Más allá de los obstáculos y dificultades que muchas veces nos solemos encontrar", cuenta. "La montaña es ilusión. Uno lo lleva dentro y te enriquece cada día. Se ha convertido en la escuela de mi vida. Cuando he tenido problemas, me he acordado en la gran montaña y he pensado que, si he sido capaz de vivir, de sufrir y de obtener resultados en un terreno mucho más hostil que en el urbano, por qué en el medio urbano no voy a ser capaz de superarlos", explica Azpiazu.

Jose Mari Azpiazu, la razón y el corazón de un alpinista

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Preguntado en Cadena SER Euskadi por las sensaciones a 8.000 metros de altitud, asegura que muchas veces le gusta estar solo en la montaña. "Me gusta hacer grandes recorridos solo por montañas de 2.000 y 3.000 metros. Porque, así, me pierdo con mi cámara de fotos y no me espera nadie. Es una sensación estupenda. Es preocupante cuando te están esperando. Piensas en un futuro libro o en anécdotas que hayas vivido en la montaña, o a veces incluso en cosas desagradables, porque el tiempo cambia y te pilla una tormenta, y piensas que lo que estás deseando es llegar a casa, al calorcito, y comerte dos huevos fritos con txistorra y patatas fritas", explica riendo.

Sobre la controversia acerca de los ascensos a la cima y los métodos utilizados, sostiene que él no lo comparte. "Con todo lo que estamos viendo ahora mismo en el Everest, yo ni siquiera me iría a tomar una caña con ninguno de ellos al bar más cercano. Tenemos ejemplos claros de que es posible vivir sin oxígeno más allá de los ocho mil metros, en la conocida como "zona de la muerte". El reto de la mujer o el hombre con la montaña se tiene que basar en los recursos naturales, en la energía interior, en el estado psicológico, en la fuerza física que está accionada desde el motor que llevamos en el corazón y en la mente, y porque lo maravilloso es enfrentarte a la montaña con tus recursos, que son muchos, a las montañas que también tienen recursos de defensa, como son paredes, altura, vientos, tormenta, aludes, avalanchas. Detesto lo que está ocurriendo. Creo que debemos volver a la esencia. No iría allí por no ver la salvajada en que se está convirtiendo el campamento base y los escenarios dantescos que se están viviendo", detalla.

En palabras del alpinista y escritor azpeitiarra, autor de Alpinismo español en el mundo o Montañas de mi interior, "este libro pretende ser un antídoto contra la apatía, la desilusión, el escepticismo, que son males que cada día se están asentando con mayor fuerza en esta sociedad. También pretendemos que sea un revulsivo para afrontar la adversidad. No aconsejamos, sencillamente mostramos ejemplos a través de los legados alpinísticos que nos han dejado los que se fueron".

 
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