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Con la venda puesta

A PRIMERA HORA (24/10/18)

A PRIMERA HORA (24/10/18)

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El caso del periodista asesinado en el consulado de Arabia Saudí en Estambul ha abierto un debate que nos afecta a todos. Aunque piensen que quizás esto queda muy lejos de Canarias, lo cierto es que la truculenta historia tiene ingredientes para hacernos reflexionar también aquí, en el archipiélago. Ya verán. Y los tiene porque el caso saudí nos enfrenta ante una disyuntiva que no ha conseguido ni siquiera una respuesta única por parte de la Unión Europea. En España, el Congreso rechazó ayer paralizar la venta de armas al país acusado de estar detrás de la muerte de Jamal Khashoggi; la iniciativa fue presentada por Compromís, y apoyada, entre otros, por Podemos, partido que sin embargo defiende los contratos que mantienen los astilleros de Navantia en Cádiz con el gobierno saudí. Porque aquí está la clave de todo: ¿hasta que punto los derechos humanos están por encima de la economía de una región? ¿Es lícito mantener inversiones y acuerdos económicos con un país que rompe sistemáticamente los principios más básicos de los Derechos Humanos?

Este debate trasciende cualquier ideología -lo hemos visto en España-, pero no deja en definitiva de ser un debate hipócrita y finalista, que se basa en algo tan primitivo e infantil como pensar que por ponerse una venda en los ojos la realidad deja de existir. El caso del consulado del terror -con asesinatos, espías, dobles y hasta presuntos descuartizamientos- no deja de ser un ejemplo extremo. Les pongo otro ejemplo para pensar, y este sí nos afecta directamente. La mayoría de los analistas reconocen que el problema migratorio se resolvería con un puñado de medidas, entre ellas el desarrollo económico de África.

La teoría es simple: si invertimos, por ejemplo, en los países de la cuenca mediterránea africana, el flujo migratorio se reducirá e incluso tenderá a desaparecer. Esta inversión conlleva también sacrificios. Marruecos lleva años creando en el entorno de Tánger, con financiación de la Unión Europea, un polo industrial sostenido sobre los cimientos de un puerto que ha conseguido ir, poco a poco, ganando terreno a infraestructuras similares del sur de la península; también está consiguiendo atraer a las empresas automovilísticas que antes elegían España. Y si hablamos de agricultura y turismo, el norte del continente siempre ha sido un competidor de Canarias, y el potencial del occidente africano es indudable.

El debate es similar porque aquí también encontramos muertos, los que deja el drama de la inmigración ilegal. ¿Mejoramos la condiciones de vida del continente africano o seguimos explotando sus recursos por el bien de nuestra economía? Seguramente la respuesta que demos esté ligada a la visión que tengamos del mundo en el que vivimos: cuanto más cerrada sea esta mirada, cuanto más nacionalista y reduccionista, más clara tendremos la respuesta. Pero, ojo, aviso a navegantes, el mundo hace tiempo que ha cambiado y son las visiones globales las que acabarán por definir una solución a este debate. 

No podemos vivir eternamente con una venda en los ojos; acabaremos ciegos y golpeándonos contra la realidad que nos rodea.

 
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