¡Ya basta!
La Firma de Guillermo Granja

"¡Ya basta!", la Firma de Guillermo Granja
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Palencia
Con demasiada frecuencia nos despertamos con noticias relacionadas con la violencia de género. Ya se le puede considerar como una de las peores lacras que azotan a nuestra sociedad. Más, si tenemos en cuenta que muchos abusos sexuales no son denunciados y que, en general, son considerados como normales.
Afecta a todos los estratos de la población y a todos los géneros. Evidentemente la violencia machista la ejercen los hombres, y somos nosotros los que debemos de estar a la cabeza para erradicar, de una vez por todas, esta situación. Habitualmente no sucede así y, en muchos casos, justificamos, de forma directa o indirecta, los abusos o, incluso, agresiones. Aquí los hombres nos merecemos una nota de muy deficiente.
Está claro que se ha avanzado mucho, pero todavía no es suficiente, ya que no hay día en el que sigan apareciendo noticias relacionadas con este tipo de violencia. El problema es que lo que se publica es sólo la cabeza del iceberg. Hay, como decimos en la enseñanza, mucho currículo oculto.
Son innumerables las situaciones en las que el machismo se pone de manifiesto, pero no le damos ninguna importancia: actitudes, gestos, expresiones, miradas, pensamientos, palabras, etc., que están tan introducidos en nuestro quehacer diario, que no somos capaces de darnos cuenta de lo que representan.
Ahí es donde, a mi entender, más se debe incidir, en corregir ese currículo oculto. Creo que para ello el público diana es la familia, ya que es en ella dónde se modelan las personas en sus principios, valores y normas. Traducido, somos los adultos, tanto mujeres como hombres, los que tenemos que liderar un cambio de mentalidad que haga posible que las siguientes generaciones puedan entender y generar una verdadera igualdad entre hombres y mujeres.
Existen muchas iniciativas al respecto que, poco a poco, van logrando cambios significativos. Unas son legislativas, con las que podemos estar más o menos de acuerdo, pero que creo que son necesarias hasta que no exista la igualdad plena de género. Otras son de tipo educativo, como el ciclo “Cine, mujer y derechos humanos” que organiza la Plataforma por los Derechos de las Mujeres de Palencia y que, con gran acierto, lleva el nombre de Isabel Rodríguez. Una gran persona y una incansable luchadora por los derechos de la mujer. Siempre estarás en nuestro recuerdo y tu ejemplo es una guía a seguir en este empeño.
Cuando se superan determinadas líneas rojas, los poderes del estado deben actuar con extrema rapidez y total rotundidad, con el fin de prevenir males mayores. Aún a pesar de limitar los derechos de los hombres acusados. Creo que en los casos de maltrato, abusos y agresiones, especialmente cuando haya menores implicados, hay que tomar medidas primero y preguntar después. Ya habrá tiempo de demostrar la veracidad o no de las acusaciones. No debemos consentir que por activa o pasiva nuestras mujeres y nuestros menores sufran la violencia machista. Y en el caso de que se cometa alguna injusticia demostrable, entonces sí, que se castigue a la persona que haya mentido.
También creo, que si se demuestran los hechos, no sólo debe tratarse como un delito, sino como una enfermedad y que exista un seguimiento y, si es posible, el tratamiento reeducativo correspondiente.




