Encarna, viuda de José Menese: "Ni una calle, ni una plaza, el sueño de José era un templete"

Madrid

¿Alguna vez se han preguntado qué significa ser de barrio? ¿Qué vínculos vitales nos unen a las calles y plazas que nos ven crecer? El cantaor José Menese fue una de esas personas que no solo fue de barrio, sino que lo eligió. Más de 50 años fueron los que unieron al mítico cantaor sevillano, aunque madrileño de adopción, con el barrio de Puerta del Ángel. Toda una vida ligada al barrio que Encarna, la viuda del José, recuerda con cariño. “Tuvimos la oportunidad de irnos del barrio, pero él quería vivir allí, le encantaba”, relata.

No hubo espectáculo, grabación o gira que apartara a esta leyenda del flamenco de su casa de siempre, dónde desde finales de los 60 vivió junto a su mujer y sus 5 hijos hasta su fallecimiento hace dos años. Este sábado uno de los grandes sueños del cantaor se hará realidad debido al proyecto que restaurará un templete dedicado a mantener viva la esencia de un barrio que, gracias a la figura de José, quedará vinculado para siempre a su gran pasión: la música.

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Su viuda recuerda con emoción la pasión que desprendía el arte de José, una magia sobre el escenario que, según comenta, se basaba en una manera de cantar que “transmitía lo que él sentía, y conectaba directamente con el público". Durante su carrera, el cantaor tuvo la oportunidad de mostrar su forma de cantar por los escenario más emblemáticos del mundo, convirtiéndose en el primer cantaor flamenco en actuar en el Olimpia de París, un concierto que el propio Menese recordaba como uno de los recitales más hermosos ofreció en su vida.

La inauguración de este templete, ubicado en la Plaza de Huarte de San Juan, y que llevará el nombre del cantaor, servirá para homenajear al que seguramente sea el vecino más ilustre Puerta del Ángel. Ni una plaza, ni una calle, la música como centro del recuerdo de la relación del flamenco más puro con un barrio humilde y obrero que el cantaor, una de las voces que más se alzaron contra el franquismo, reivindicaba allá donde fuera.