Juicers, los nuevos precarios de la "economía colaborativa"
Conocemos la situación de estos trabajadores de mantenimiento de la empresa de movilidad urbana Lime.
Madrid
Las alternativas de movilidad ecológica que poco a poca van expandiéndose en la ciudad de Madrid traen asociados nuevos empleos que reabren el debate sobre las condiciones laborales ofrecidas por las empresas proveedoras de este tipo de servicios. Estas iniciativas, habitualmente enmarcadas dentro de la llamada “economía colaborativa”, generan ciertas necesidades logísticas que muchas veces son cubiertas mediante modelos laborales caracterizados por la precariedad de sus condiciones.
Es el caso de los denominados “juicers”, trabajadores de las empresas dedicadas a ofrecer servicios de movilidad urbana a través de los conocidos patinetes eléctricos. La labor de estos “juicers”, habitualmente jóvenes universitarios, es la de recargar los patinetes eléctricos de la marca Lime durante los períodos en los que no son utilizados por los usuarios. Para ello, deben salir a la calle a buscar estos patinetes a través de su geolocalizador entre las nueve de la noche y las cinco de la mañana, llevarlos a su casa y enchufarlos a la corriente para, una vez recargados, devolverlos a su sitio.
Brian, uno de los jóvenes dedicados a esta función, denuncia el incumplimiento de las condiciones que la empresa que ofrece este servicio prometía a los “juicers”, ya que a pesar de estimar entre los cinco y los doce euros el pago que recibirían por cada patinete, este en rara ocasión llega a los cinco. Unos cinco euros a los cuales hay que restar el precio de la luz, el IVA y el precio de la gasolina en caso de que usen coche. El sueldo que a través de esta actividad logran obtener al final de mes no alcanza los mil euros, según apunta el propio Brian.