La impotencia del comercio palentino

Palencia

Los medios acudíamos este lunes a la presentación de una nueva edición de la campaña “Un día entre 10.000 euros”, que busca alentar las ventas no sólo en Navidad, sino también en meses del entorno que suelen ser especialmente flojos en ventas. Lo que parecía un motivo de fiesta, se convirtió en un funeral. La presidenta de la entidad organizadora, la Federación del Comercio Palentino (FECOPA) puso sobre la mesa el momento de impotencia que vive el sector comercial de nuestra ciudad.

“La realidad es dura”, dijo Nieves Martín, que además añadió que el comercio “no es capaz de asimilar los cambios de usos y costumbres personales ni los cambios tecnológicos que sobrepasan a los comerciantes”. Amén. Con esas afirmaciones, con la gravedad con la que se pronunciaron, dio la impresión de que lo que se presentaba era un Réquiem dedicado a nuestro comercio que está aturdido, noqueado, casi vencido por KO. Fue un mensaje desesperado que apeló a la “humanidad” de los palentinos que asisten con frialdad, dice Nieves Martín, al cierre de la tienda de su vecino.

Tremendo. Ante este victimismo, llegamos a una conclusión desalentadora: de nada están sirviendo los esfuerzos institucionales para potenciar un sector que languidece segundo a segundo. Para estas mimbres no necesitamos tres asociaciones de comerciantes. Nunca las hemos necesitado realmente; porque con una fuerte y consolidada, lucharíamos mejor contra esas debilidades que detecta la presidenta de FECOPA. El problema del comercio palentino ya no está en las grandes superficies, ni siquiera en los horarios de apertura. El debate sobre los sábados por la tarde se ha quedado viejo.

El problema está en que llega tarde a una adaptación que tenía que haber afrontado hace años. Al sector, con dignas excepciones, la revolución tecnológica le ha pillado “corito”, como decimos en Palencia. Ante eso, de poco sirven los lamentos que sólo revelan una preocupante impotencia. Hacen falta ideas, impulsos nuevos, creatividad y pasión. Algunos han demostrado que se puede. Siempre ponemos como ejemplo el del establecimiento Dioni Máquinas de Coser. Nada podía sonar a priori más antiguo que una máquina de coser.

Sin embargo, este pequeño local de la capital palentina trasciende fronteras vendiendo centenares de máquinas en las redes. Sus responsables sí que lo entendieron. Ahora hace falta que lo entienda gran parte del comercio palentino. Cabría recomendar menos victimismo, menos autocompasión y más iniciativa. Y más unión. Insisto, tres asociaciones de comerciantes en Palencia es un exceso. El Ayuntamiento, al que siempre se suele criticar, es el único que ha intentado unir sensibilidades a través de la Mesa del Comercio. No lo tiene fácil. Y es que los divismos, los personalismos, contribuyen a horadar a nuestro comercio.