Espero que no me estés grabando
Hasta este siglo, nos preocupaba que nuestros amigos se fueran de la lengua

"La línea roja" de Matías Vallés (08/11/18)
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PALMA
Quienes se apasionan por el serial de las confesiones de María Dolores de Cospedal al comisario Villarejo son unos irresponsables. Así de claro.
Las personas sensatas no escuchamos cada capítulo del podcast ‘Cospedal lo cuenta todo’ pensando en qué entrega de la serie se ordenará a alguien que arranque los frenos de un vehículo.
Recibimos las conversaciones sudorosos, pensando cuánta gente nos habrá grabado sin nuestro consentimiento mientras nos expresábamos con más sentimiento del recomendable.
Hasta este siglo, nos preocupaba que nuestros amigos se fueran de la lengua.
Hoy nos arrancan literalmente la lengua cuando hemos sido deslenguados, y la conservan en formol hasta que llega el momento de la venganza.
Antes de que se instalara la fiebre de las grabaciones, se recibía a cada desconocido pensando si sería un asesino en serie.
Hoy calculas en qué bolsillo tiene la grabadora tu interlocutor, y las conversaciones se han transformado en un concurso de evasivas.
Hace tiempo que los políticos no dicen nada de interés en público, pronto tampoco expresarán ni una sola idea en privado.
Por tanto, espero que no me estés grabando, aunque quizás sea ya demasiado tarde.




