Sobre la crispación

Santa Cruz de Tenerife
La vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, refiriéndose al supuesto intento de atentar contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha responsabilizado a la oposición política –al Partido Popular y Ciudadanos- de alentar con la crispación el que ocurran este tipo de fechorías. Ha pedido “responsabilidad” a la oposición porque, según ella “quien siembra, recoge”. El PSOE, por su parte, ha ido un poco más allá, al asegurar Adriana Lastra, sui vicesecretaria general, que existe una clara conexión entre la crispación que provoca la oposición con sus ataques al presidente de Gobierno y el supuesto “plan para asesinarlo”. La pregunta sobre quien siembra odio hoy en la política española puede responderse de distintas formas. Una es la elegida por el Gobierno y el PSOE, y otra -¿o es la misma?- es la del profesor Tezanos, director del CIS, que atribuye la crispación que existe en el país a Pablo Casado, al que en sus sondeos un 17,5 por ciento de los ciudadanos responsabilizan de la crispación política. El formato de la investigación es en sí bastante discutible y arroja resultados muy contradictorios: el 28 por ciento de los españoles consideran que son los partidos independentistas quienes crispan, pero a los líderes independentistas -Puigdemónt y Torra- sólo suman una responsabilidad del 8,3 por ciento. Menor que la que se le atribuye al propio Sánchez
Al final, Gobierno, PSOE y CIS, quieren dejar claro que son otros –el PP y Ciudadanos, Casado y Rivera- los culpables de que nueve de cada diez españoles crean que hay demasiada crispación en el país. Desenterrar políticas frentistas, deslegitimar a la oposición acusándola incluso de sembrar odio para recoger atentados, tratar al adversario como enemigo, eso no tiene nada que ver con una política rota en dos mitades irreconciliables. Sostener el Gobierno en quienes quieren hacer romper las costuras territoriales, o en los que cuestionan instituciones y acuerdos constitucionales, eso no contribuye a la crispación y al odio.
Al odio y la radicalización sólo contribuyen los otros.




