Un siglo de guerra global

Santa Cruz de Tenerife
Hace apenas tres horas resonaban las campanas por toda Europa. A las 11 de la mañana, hora de París, habían pasado 100 años. 100 años desde que acabó la Primera Guerra Mundial. 100 años desde que se puso fin a la pesadilla en la que la humanidad perdió la inocencia. Fue un final transitorio, con ecos y secuela.
El mundo, todo el mundo, aunque siempre unos más y otros menos, sabia ya de la existencia de una clase de horror al que no se podía escapar. De una locura sin límites ni fronteras; una que no había sido posible apagar, solo contener, bañando tierra y mar en sangre.
Nuestros abuelos habían aprendido ya que cualquier espanto podía recorrer todo el planeta. Y no tardarían en enterarse de que lo poco que necesitaba para regresar.
Hemos vivido estas décadas con el pánico de que vuelva a ocurrir.
Sin apenas darnos cuenta de que nunca había llegado a irse.
Hoy las guerras son otras. Pero no hay más que mirar y sus elementos siguen todos ahí. Miseria, temor, odio, esclavitud...
No me parece tan relevante que las cadenas sean ahora económicas o que los verdugos no lleven el fusil a la espalda. Cyberguerras o batallas en las bolsas... Qué más da, si lo que siembran es sufrimiento y miedo...
Hoy nos desayunamos con una encuesta que revela que 8 de cada 10 españoles vive con el terror de una nueva crisis económica como la que nos acaba de desangrar... Temblando ante la perspectiva de volver a pasar por ese trance... Justo lo que sintieron toda su vida quienes hace ahora 100 años lloraban de alegría por la firma de la paz




