Ahora resulta que tenemos un presidente
Se liberó de las hipotecas con las que accedió al cargo

"La línea roja" de Matías Vallés (12/11/18)
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PALMA
La ventaja de Rajoy, alguna había de tener, es que equivalía a que no hubiera presidente del Gobierno.
No conozco a nadie que se haya levantado de la cama desde la incertidumbre de saber qué habrá hecho o dicho Rajoy esta mañana.
Con el presidente del Gobierno en el olvido, nos podíamos centrar en nuestros asuntos baleares, no menos apasionantes que los madrileños.
Las circunstancias no debían cambiar con el advenido y advenedizo Pedro Sánchez, aunque le sentaran mejor los trajes.
Además, para el momento en que le tomara el pulso al cargo, ya se le habría acabado la legislatura.
No merecía la pena molestarse en levantar los ojos desde Balears.
Todo lo anterior es válido hasta el pasado miércoles.
Ese día, con una americana negra antracita de llorar atentados terroristas, Sánchez subió al estrado y puso en su sitio a todo un Tribunal Supremo.
Se liberó de las hipotecas con las que accedió al cargo.
Ahora resulta que tenemos un presidente del Gobierno, después de tantos años de abstinencia.
Habrá que prestarle atención al tal Sánchez, con lo ocupados que ya estábamos.




