De 'fair play' y problemas celestes
El Granada tuvo un feo gesto al no devolver el balón, lanzado fuera por el Numancia para atender a un jugador suyo, y feo pinta lo del Río Duero Soria si no reacciona ya
Soria
Digan lo que digan, lo que hizo el Granada el pasado domingo fue lamentable. No justifico tampoco lo que hizo Juan Carlos, portero del Numancia, recorriendo al sprint cuarenta y pico metros para encararse con un rival y reclamarle la acción una vez que el árbitro pitó el final del partido. No lo justifico, pero lo entiendo. En tiempo de prolongación, con un jugador menos, y defendiéndose como gato panza arriba ante las postreras acometidas del Granada, el Numancia había lanzado el balón fuera del campo. El motivo, un choque de cabezas entre Carlos Gutiérrez y Puertas. Ambos resultaron conmocionados, el central canario se recuperó, pero el mediapunta nazarí, mareado y teniéndose apenas en pie, era sujetado por Escassi, que trataba de llamar la atención del árbitro. Juan Carlos tira el balón fuera. Y el Granada no lo devuelve y ataca la portería soriana.
Eso no es ‘fair play’, no es juego limpio. Eso es ruin. Por mucho que el entrenador granadino dijera luego en rueda de prensa que en el minuto 78 u 80 habían avisado al banquillo numantino de que no iban a tirar la pelota fuera, hay que recordar a Diego Martínez que el Numancia tira la pelota fuera para que atiendan a un jugador de su equipo. Y eso que alguno tilda el gesto del Numancia de ‘inocente’, porque se la podrían haber liado, pudiendo haber perdido el tiempo y dejar correr el reloj, que era lo que interesaba, habida cuenta de que el árbitro (que por cierto es el responsable de toda la historia) hubiera alargado más el encuentro. Sí, claro. Pero es que en eso consiste el juego limpio, no en salir al campo de la mano, abrazados o dándose besos. Consiste en velar por tu compañero y por tu rival, cualquiera que sea la situación que se pueda dar en que algún jugador sufra un mal o un problema. Y un golpe en la cabeza es algo serio, muy serio.
Así que bravo por el Numancia. Eso son valores. Eso es deportividad. Eso es ejemplo de cómo comportarse en un terreno de juego. Luego podemos discutir otras cosas, pero en esto no hay dudas.
Lo que sí genera dudas y preocupación es lo del Río Duero Soria. Y remarco ‘lo’, un artículo neutro, porque es difícil saber qué le pasa al conjunto celeste. Cuatro derrotas en cinco partidos. Sorprendente, porque el equipo da para más, sobre todo ante rivales como San Sadurniño, Textil Santanderina o L’Illa Grau, que han superado a los sorianos que precisamente en los tres partidos empezaron ganando. Y es que el equipo juega bien, inicia bien los encuentros, muestra un buen nivel… pero en cuanto el rival responde llegan los bajones anímicos, la falta de confianza y un rendimiento irregular que termina en derrota. No refleja lo que puede dar de sí este Río Duero Soria, con una plantilla potente, como para estar en la primera mitad de la clasificación, no en la segunda…
Y para más INRI este sábado visita Soria el líder, Unicaja Almería. Y fíjense, es un arma de doble filo. Para bien, porque es, como suele ser habitual cada curso, un partido en el que lo más probable es que pierdas, por lo que tienes mucho más que ganar que que perder. Por eso, puede salir el equipo menos acuciado, presionado y tenso, más liberado para jugar y jugársela. Para mal, como Almería ponga en marcha el rodillo, los celestes podrían bajar los brazos y dejarse llevar. Ojala que no sea esto último, porque le haría mucho daño a un equipo ya tocado anímicamente. Ojala el cuerpo técnico dé con la tecla y recupere al Río Duero Soria que tanto nos ha hecho disfrutar.