'Río de la Miel'
Sobre un poema titulado Río de la Miel y escrito en Algeciras en el siglo XII
Firma Paco Rebolo, "El Río de la Miel"
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Algeciras
Estoy absolutamente convencido de que Algeciras es una ciudad que ha perdido en varias ocasiones sus rasgos más característicos, eso que damos en llamar "personalidad". Y aunque no sea algo que se pueda recuperar, al menos nos queda el recurso de darle el lugar que la Historia, a su vez, le otorga.
Así, hoy, rememoro una auténtica joya de un período, el andalusí, en el que Algeciras fue referente en el campo de la medicina, las leyes, las letras y las artes en general; época de la que queda casi todo por conocer o recuperar pero que aún podemos evocar con elementos como este poema escrito en el siglo XII (sobre 900 años) por el algezirí Ibn Abi Ruh y titulado, cómo no "El río de la Miel" y que dice así:
"Detente junto al río de la Miel, párate y pregunta
por una noche que pasé allí hasta el alba, a despecho de los censores,
bebiendo el delicioso vino de la boca o cortando la rosa del pudor.
Nos abrazamos como se abrazan los ramos encima del arroyo.
Había copas de vino fresco y nos servía de copero el aquilón.
Las flores, sin fuego ni pebetero, nos brindaban el aroma del áloe.
Los reflejos de las candelas eran como puntas de lanzas sobre loriga del río.
Así pasamos la noche hasta que nos hizo separarnos el frío de las joyas.
Y nada excitó mi melancolía más que el canto del ruiseñor".
Para darle su adecuado valor, tenemos que reseñar que este poema siempre aparece en cualquier antología que se precie de poesía arábigo-andaluza ya que es un reflejo del gusto por el placer, de las pasiones del cuerpo y del alma, que el autor vivió y sintió en nuestra ciudad que quiero pensar paradisíaca.
Y eso que nos parece tan normal tenemos también que ponerlo en contexto, sabiendo que en el resto de España, en el siglo XII lo que se escribía, casi en su totalidad, eran obras de índole religiosa o que incitaban a la piedad, algo de historia (para ensalzar al que pagara al autor o al gobernante de turno) y muy poco más. Una obra de este cariz y con esta categoría literaria es completamente adelantada a su tiempo con un estilo pulido, hermoso, evocador y que, en algunos momentos podría recordarnos a composiciones del Romanticismo más intenso, en pleno siglo XIX.
Por eso, creo que como símbolo es demasiado poco conocido, como referente poco apreciado y como obra de arte poco disfrutada por todas aquellas personas que nos sentimos de aquí y que tendríamos que asumirlo como, quizás, la mayor manifestación artística que hasta el siglo XX ha parido esta tierra. Luego llegó el de Lucía y la lió parda, pero ésa es otra leyenda y otro tiempo.