Muchas derechas y una patria

La columna de Ángel Santiago Ramos
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León
La derecha española anda cada día más torcida. Incapaz de soltarse del franquismo, nos muestra sus dudas en abrazar según qué cosas de los principios que deben regir una democracia moderna.
Los conservadores de aquí no tienen debate de ideas, simplemente sobreviven a estos convulsos tiempos con la mirada puesta en mantener sus privilegios personales. Las diferencias entre el partido de Pablo Casado y Albert Rivera, meramente electorales, no afectan a las amistosas relaciones políticas de Antonio Silván y Gemma Villarroel.
La portavoz del partido naranja en el Ayuntamiento de León –ella sabrá porqué – no sólo ha sostenido esta legislatura el gobierno popular de este municipio, sino que trata de tapar –ella sabrá también porqué – la dudosa conducta del alcalde en asuntos de la trama enredadera.
Desde Madrid, la política del partido de Rivera es fichar candidatos estrella, a poder ser sin pasado político orgánico. En este afán incluyen la provincia leonesa. En la capital, presionan desde hace tiempo a un ex rector, ya desganado de la docencia, para que lidere alguna de sus listas electorales. Y en Astorga, Ciudadanos ya tiene su cabeza de cartel para las municipales próximas. Es de derechas de toda la vida, no ha estado nunca en política y su jubilación le permite tiempo para reinventarse.
Perdidos en el laberinto de ser una derecha vieja pero sin parecerlo, Ciudadanos rastrea oportunistas sin pasado orgánico ni afanes de servidores públicos para darle color a sus listas.
PD. La derecha nacional-leonesista acaba de refundarse de nuevo. De dos siglas hacen una y con los mismos escasos mimbres y la misma bandera. Todo sin poder desenredarse de la última enredadera.




