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Entre el reconocimiento y la necesidad de una reforma

Fernando Jáuregui, José María Izquierdo y Emilio Contreras dialogan con María Esperanza Sánchez en Cádiz sobre la vigencia de la Constitución Española

Fernando Jáuregui, Emilio Contreras y José María Izquierdo dialogan con María Esperanza Sánchez sobre la memoria periodística de la Constitución Española / Cadena SER

Cádiz

“Ningún español de menos de 60 años ha votado esta Constitución Española (CE), y no han sentido esa asfixia que teníamos la generación que pudo votar. Pero en la CE no está ni internet, ni el euro, ni Europa. Y sí se contempla el servicio militar obligatorio. Se hizo para salir de la dictadura y es una necesidad reformarla”. Con estas palabras ponía el broche Fernando Jáuregui a una nueva edición de los encuentros sobre el 40 aniversario de la CE que organizan la Cadena SER, el periódico El País y la Fundación Cajasol.

Jáuregui dialogó con los también periodistas y analistas José María Izquierdo y Emilio Contreras, en un encuentro moderado por María Esperanza Sánchez que comenzó a las 19:30 horas en la Casa Pemán, la sede de la Fundación Cajasol en Cádiz.

El diálogo comenzó con mucho contexto. José María Izquierdo destacó que el alumbramiento de la CE fue “un momento muy importante” para la realidad de la época, que venía de “una dictadura de muchos años de dolor y de cárcel”. Emilio Contreras tomó entonces la palabra para explicar que “el modelo de país que no había que seguir con la CE estaba clara. Hasta el Partido Comunista y hasta las fuerzas más conservadoras de la derecha, excepto Alianza Popular, demostraron que fueron capaces de adaptar sus idearios para una unión, para una CE que es la única fruto del consenso que nos representa a todos”.

“Cuando la mitad trata de imponer a la otra mitad, cualquier texto está abocado al fracaso. Y en aquellos momentos, Adolfo Suárez tuvo el peso de la púrpura, fue consciente de la enorme responsabilidad que tenía”, ha indicado.

Tras esa mirada al pasado, Fernando Jáuregui abrió las interpretaciones al presente y al futuro. “La CE se nos va a morir ahora en los brazos. El acto del 6 de diciembre de este año parecía el último acto de una era y el principio de otra. Estamos inmersos ya en una segunda transición y necesitamos a alguien que le dé la vuelta al Estado como un calcetín”, apuntó, abriendo un debate en el que rápido tomó el testigo José María Izquierdo para insistir en que “hay que reformar la CE” al tiempo que hay que felicitarse por la CE que actualmente tenemos. Al hilo, se mostró también pesimista sobre el futuro más cercano. “Cuando veo a Trump, pienso que vamos a pasar una época muy mala”, añadió.

Fernando Jáuregui considera que la solución a ese contexto es “diálogo, hablar, hablar y hablar, y no permitir que las voces involucionistas se lo lleven todo”, y cree que España “está involucionando”, al tiempo que lamenta que haya políticos que sostengan, por ejemplo, que “con palos y con el 155 se va a solucionar el problema catalán. Ya hemos tenido el 155 y ahí sigue el problema”.

Emilio Contreras quiso rescatar en ese momento la figura de Adolfo Suárez y su “voluntad de comprensión al adversario”. También teorizó sobre un hecho que, a su juicio, ayudó a desmontar el franquismo. “El franquismo no tenía ideología, frente a movimientos totalitarios como el fascismo, el comunismo y el nazismo que sí lo tenían. El franquismo sólo era Franco, y cuando Franco murió, la burguesía civil no estaba asustada como sí llegó a estarlo en el 36”, recalcó, indicando que en el 78 “había deseos de que España se modernizara y no se toparon con obstáculos ideológicos”.

En este punto, lamentó la visión pesimista de España que tiene gran parte de la sociedad. “Sólo desde una visión pesimista se llega al totalitarismo, y el pesimismo es lo peor que nos puede ocurrir para valorar nuestros problemas”, ha apostillado.

Esas palabras de Emilio Contreras desencadenaron una réplica de Fernando Jáuregui, que hizo una enmienda a la totalidad de la intervención de Contreras. “Discrepo de todo. No soy fascista, pero sí soy pesimista. Voy al Parlamento normalmente, y de la última sesión casi salgo llorando del nivel. Quiero un país justo, que no lidere las desigualdades económicas en Europa. Estamos en un claro proceso de involución democrática, porque tenemos en la cárcel, en prisión provisional, a los representantes de la sensibilidad del 48% de los catalanes. La vida política española está llena de anormalidades”, respondió.

Acto seguido, Emilio Contreras remachó que esos problemas derivan “de la gran crisis económica, que a su vez siempre deriva en una gran crisis social y en una gran crisis política”. Y en ese marco, este encuentro que navegó entre el reconocimiento a la importancia que tuvo, ha tenido y tiene la CE, y la necesidad de reformarla para dar respuesta a realidades de la sociedad actual que no encuentran reflejo en ese texto que dibuja, que delimita y que profundiza en el modelo de convivencia de España.

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