Calderas que no funcionan, neveras y hornos averiados, ventanas que no se pueden abrir y suciedad que se acumula en los espacios comunes. Este es el panorama que ha llevado a los vecinos del edificio de protección oficial de A Patiña de Cambre a presentar reclamaciones ante el Instituto Galego de Consumo contra la inmobiliaria Altamira, propietaria del inmueble, y filial del Banco Santander. Los afectados piden al organismo autonómico que actúe como mediadora para que la empresa solucione las numerosas deficiencias.
La situación con respecto a los contratos continúa sin cambios, denuncian los vecinos, pese a las promesas del Banco Santander de renovarlos con las mismas condiciones. Varios inquilinos llevan meses sin contrato y todavía no han sido renovados.