Chapó, señor Borrell

Palma

El fracaso de un comentario como éste consiste en tener que tomarlo prestado de otra persona, pero a veces no queda más remedio.

Ni reflexionando cien horas, lograría superar el dardo de Josep Borrell al describir el ataque judicial, policial y de la fiscalía contra el secreto profesional de periodistas de Balears.

“No puedo opinar de lo que no sé”, empezó el ministro, para continuar “pero yo pensaba que eso había pasado en Venezuela”.

Lo clavó, y debo reconocer que mi devoción por Borrell era francamente limitada.

Sin desmerecer a decenas de compañeros que se han esmerado en valiosos artículos y comentarios audiovisuales, muchos de ellos en esta emisora, el ministro de Asuntos Exteriores nos ha dejado planchados.

La Venezuela de Borrell es la crítica más feroz a los participantes en esta farsa bananera, impropia de la comunidad donde los operadores jurídicos empezaron a luchar contra la corrupción y ahora parecen encantados de protegerla.

El ministro anula a los ignorantes de la Constitución con humor desde el pensamiento lateral. Los deja fuera de tiempo, fuera de lugar.

Señor Borrell, Voltaire estaría orgulloso de usted. Chapó, pues.