¿Movilidad o carreteras?

Esta semana tendríamos que tener un convenio de carreteras firmado, pero como ya anunció el ministro de Fomento, eso no va a pasar por ahora.
Al margen de fechas, ojo a los que están vendiendo ese acuerdo como la receta mágica para acabar con los atascos en Tenerife. Una cosa es decir que hay varias infraestructuras viales importantes colgadas del alero desde hace años, y otra cosa es afirmar que las colas desaparecerán cuando lleguen los euros del Estado -los millones que nos deben y los millones de los próximos años-. Si creen que de buenas a primera las horas de vida que perdemos en el coche todos los días serán un mal recuerdo en unos meses o uno o dos años, se equivocan; en la isla tenemos un problema mucho más complejo y arraigado como para que se esfume de un plumazo a golpe de talonario.
¿Qué hacemos con un parque móvil que no para de crecer? ¿Con unas medianías cada vez más pobladas? ¿Qué hacemos con la cultura de un coche para cada miembro de la familia? ¿Por qué el transporte público sigue siendo el hermano pobre de la movilidad en Tenerife?
Es muy fácil para que el vive a pie de trabajo -en el área metropolitana o en las zonas turísticas del sur de la isla- hablar de transporte público. A más de uno le repatea escuchar a los que defienden el uso de la guagua sin haber vivido en sus carnes la espera o el trasbordo obligado en una parada cualquiera. Y es verdad, dejar el coche implica sacrificios, tiempo y en algunos lugares una prueba de obstáculos diaria. No basta con más líneas, más guaguas o reordenaciones de última hora; se necesita un proyecto integral que pase, por ejemplo, con situar áreas de aparcamiento gratuitos para los usuarios en zonas cercanas a las principales paradas de la TF-5 o la TF-1 (un modelo similar al que se ha instaurado en Madrid en la red de cercanías). Apunten también carriles de alta ocupación o solo para transporte público.
La idea es que ese conductor que viaja solo en su coche vea las ventajas de dejarlo en casa o en uno de esos aparcamientos tras ver como cada día una guagua le adelanta y circula sin pausa ni parones. ¿Qué podría hacer esta isla con el dinero del convenio de carreteras? ¿Es este modelo, más allá de completar infraestructuras que llevan años de retraso, el idóneo? ¿Por qué no planteamos en el futuro un convenio de movilidad con el Estado que incluya infraestructuras que den soporte al transporte público o, incluso, financiación para el transporte guiado?
Más carriles no acabarán con las colas; espacio para más carreteras hay poco. Solo hay que tener valor y no pensar en la urnas. Hay que tener valor para apostar por el futuro, aunque cueste a corto y medio plazo.




