¿Arde París?
Firma de opinión. Alberto de los Ríos. ¿Arde París?
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París
Si hay una ciudad símbolo del espíritu revolucionario constante y contrastado, ésa es París. Las imágenes que han inundado el mundo de los chalecos amarillos cantando la Marsellesa y construyendo barricadas frente a las fuerzas policiales pertenecen a una tradición y a una mitología propia de París y la misma Francia.
Esos fuegos en los Campos Elíseos que dan la vuelta al mundo pertenecen, sin embargo, y una vez más, a todas nuestras sociedades occidentales que están abandonando y olvidando a grandes grupos sociales. Son el fuego de un contrato social roto que hace aguas en diferentes países. Son llamas de un modelo que relega al olvido a gentes del campo, sin empleo o con empleos precarios, a pequeños empresarios o autónomos que conducen un camión y son empujados a la soledad como tantos en esta distópica sociedad individualista.
Salen los Gilets Jaunes, los chalecos amarillos, a reunirse y a sentirse unidos a otros, cantan símbolos que unen (la Marsellesa) y les recuerdan que forman parte de una comunidad. Saltan a los platós de televisión junto a los políticos, los periodistas y los intelectuales que los invisibilizan, hablándoles de tú a tú. Han pillado desprevenida a la izquierda en sus debates y al resto que no se preocupa de los que se descuelgan.
Al parecer, Hitler preguntó si ardía París cuando las tropas nazis salían de ella. El que estaba cerca de arder y perecer era él. París sigue intacta, en su belleza fría. Cuidado con no ver los incendios cercanos.