Excesos

Palencia

La Navidad es una época llena de celebraciones. En general, es un momento para compartir con los amigos o seres queridos nuestros mejores sentimientos o para borrar elementos negativos del pasado y comenzar de cero, cual ave Fénix. Estos actos los realizamos, habitualmente, en torno a una mesa, comiendo y bebiendo más de lo que sería conveniente.

A mi entender, los excesos se acaban pagando y, a veces, de una manera muy cara; en lo referente a la comida, éstos nos pueden ocasionar problemas de salud. Lo recomendable es que, una vez superadas estas fechas, hagamos una dieta saludable y realicemos ejercicio, de modo que los efectos negativos de este abuso se puedan minimizar.

Por eso, en el mes de enero los gimnasios incrementan notablemente sus clientes, gracias a los buenos propósitos que nos hacemos para revertir las consecuencias del consumo de una excesiva cantidad de alimentos. Está muy bien, ya que el deporte, bien hecho, es un excelente complemento a los medicamentos para superar cualquier enfermedad. Pero tampoco nos volvamos locos y nos pongamos unos objetivos no adecuados a nuestro físico y a nuestra edad, ya que podemos producir un efecto contraproducente, por ello es bueno buscar el asesoramiento de un profesional de este campo. Siguiendo estos consejos el resto del año, nos podemos permitir ciertos caprichos.

La bebida, sin embargo, puede ocasionarnos problemas de diversa índole. Bien es cierto que, en estos días de fiestas, resulta difícil no caer en la tentación de tomar una copa de alcohol, pero siempre y cuando se haga con mesura.

También es responsable de muchas noticias de sucesos que se producen a lo largo del año y, especialmente, en estas fechas. En los últimos días hemos conocido dos muy relevantes que han ocurrido en la calle Rizarzuela: la paliza que recibieron dos jóvenes por defender a una mujer que estaba siendo acosada y la agresión con arma blanca que sufrió un joven. Estos dos actos son seguramente consecuencia del abuso del alcohol, lo que, unido a otras causas relacionadas con la personalidad y la educación de los agresores, supone un coctel explosivo.

Si a estos excesos con la bebida le sumamos los efectos del consumo de otras drogas psicotrópicas, estamos abonando el terreno para que nuestros noticiarios se llenen de sucesos de este tipo y más en épocas tan señaladas como éstas. La solución no es única ni sencilla. Unas líneas de actuación a largo plazo serían mejorar la educación, desde el ámbito familiar, para generar personas responsables que sepan comportarse en sociedad. Otras irían en incrementar el control del consumo, tanto desde los establecimientos como desde los cuerpos de seguridad.

Una medida sencilla y efectiva es que, en los momentos de máximo riesgo, que todos sabemos cuáles son, se incrementen los controles de drogas y alcoholemia y el número de efectivos de seguridad. Quizás los empresarios de los establecimientos podrían colaborar contratando personal de vigilancia que apoye la labor de la Policía Nacional y la Municipal y que así podamos tener unas fiestas en Paz.