Cómo pillarse los dedos con un plazo (otra vez)

Bilbao

Quedan cuatro días de 2018, de cuenta atrás para que el Gobierno central presente el calendario de negociación con el vasco de las transferencias pendientes. Los dos Ejecutivos están en ello, pero no parece fácil. Solo para pactar el desacuerdo en la Seguridad Social necesitan un tiempo que no queda.

De todos modos, la fecha del 31 de diciembre ni va a poner ni quitar nada a la relación entre los dos gobiernos. Madrid presentará ese calendario. Más le vale si quiere aprobar los Presupuestos con el PNV. Ese es el hito que importa. Los plazos, cuando se gobierna, están para ser incumplidos. Sobre todo cuando su cumplimiento no depende solo de uno. Cojan el plan normativo del Gobierno para este año. Las dos primeras leyes que aparecen: la de centros de culto y la de erradicación de la violencia para mujeres. Agua. Hay decenas de leyes y decretos por aprobar. O cojan la ley de aportaciones. El Gobierno primero la anunció para 2016. Luego para 2018. Y eso que tienen que pactarla instituciones del mismo partido. Están como para exigir cumplimientos de plazos. Entre gobiernos, el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.