Pepe Belmonte se confiesa "loco por el tuiter"
"Resulta que ahora, a mi edad, siendo un reacio de toda la vida a las redes sociales, y enemigo total de las nuevas tecnologías, voy y me convierto en un tuitero. Como lo oyen", ha dicho el catedrático de Literatura en su último 'micromentario' de 2018
Murcia
'Locos por el tuiter'
Micromentario / Pepe Belmonte (31-12-18)
02:47
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/011RD010000000209353/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>
Pues sí señor. Como dice el refrán, a la vejez, viruelas.
Resulta que ahora, a mi edad, siendo un reacio de toda la vida a las redes sociales, y enemigo total de las nuevas tecnologías, voy y me convierto en un tuitero. Como lo oyen.
Le he cogido afición al asunto y no hay día en que no me siente en el sofá y, dale que te pego, me ponga a ver qué pasa por el mundo, y también a mi alrededor, a través del móvil.
Y es que el tuiter es un perfecto generador de información en tiempo real. Estás en tu casa, tan tranquilo, y va alguien –un medio de comunicación, un amigo, o un simple desconocido– y te anuncia que acaba de templar la tierra en este o aquel otro sitio.
A mí, qué quieren que les diga, me divierte entrar de vez en cuando y escribir alguna impresión de lo que estoy leyendo, o responder a alguna persona que está al otro lado, con nombre real o con nombre ficticio, sobre las últimas novedades en política, en deporte o en cualquiera de las otras facetas de la vida.
El tuiter, no nos engañemos, también es un vivero de patrañas, una fuente de muchos odios y un lugar en donde se le da rienda suelta a nuestra enfebrecida imaginación.
Es el sitio perfecto no sólo para la gente buena y confiada, sino también –y sobre todo- para los rencorosos: aquellos que quieren desahogarse de sus fracasos a base de meter cizaña y ensañarse con los demás.
A través de tuiter, esta nueva y feliz afición mía, me doy por enterado de los comentarios de Teodoro García, el flamante secretario general del PP, que con sus explicaciones, un tanto alarmantes y duras contra todo lo que se menea, me resulta un poco incómodo, un tanto duro y tosco, como si alguno de nosotros le hubiéramos robado la cartera.
Y me río un montón, y, al mismo tiempo, reflexiono con lo que se deja caer nuestro querido Arturo Pérez-Reverte, quien sigue diciendo las verdades como puños y mete siempre el dedo en la llaga.
Encuentro, en la maraña de este medio tan particular, a los amigos que creí haber perdido para siempre, y a mis viejos alumnos de cuando yo era un joven profesor, y que ahora, sin yo merecerlo, me llaman maestro.
El tuiter, tengo que confesarlo, me hace perder muchísimo tiempo. Me quita algún rato de lectura o de ocio que podría dedicar a ver la tele o a salir de paseo.
Pero, si lo analizamos con detenimiento, este nuevo y revolucionario sistema ha conseguido que digamos, en unas pocas palabras, todo el rollo patatero que llevamos acumulado dentro.
Ha logrado que sepamos sintetizar, resumir, reducir a su mínima expresión, un juicio. Una tarea, en fin, que los profesores, los que nos dedicamos al mundo de la enseñanza, siempre hemos tratado de inculcar, con malos resultados, a nuestros alumnos.
Bendito invento.
Pepe Belmonte