Juan Torbado: ¿versatilidad o falta de personalidad?

León

El análisis de los edificios de los números 28 y 30 de Ordoño II nos permiten, en esta ocasión, abrir el debate de si es más deseable que los profesionales de la arquitectura tengan una identidad propia y un estilo perfectamente reconocible o, por el contrario, modulen su labor e incluso bandeen para adaptarse a las necesidades de cada encargo.

De la mano de Eloy Algorri, encaramos este dilema a partir del llamativo cambio de estilo que Juan Torbado evidenció con este diseño clásico en 1945, apenas cinco años después de participar en el modernista proyecto de la cercana Casa Arriola.