Normalización y resignación: así viven la violencia de género las mujeres de más de 65 años
Un estudio pionero del Instituto Aragonés de la Mujer señala que, en los últimos 15 años, el 24% de las asesinadas en Aragón son mayores de 65 años. Son las que más violencia física sufren y el maltrato más extendido es el psicológico
Zaragoza
El 7,6 % de las mujeres mayores de 65 años sufre maltrato. Un estudio pionero en España y realizado por el Instituto Aragonés de la Mujer (IAM) señala además que sufren violencia de género desde el noviazgo aunque solo el 2,7 % lo denuncia. Se trata de una violencia continuada y ante la que están resignadas.
6 de las 25 mujeres asesinadas en Aragón desde 2003 (el 24%) eran mayores de 65 años pero solo el 2 % de las denuncias pertenecen a esta franja de edad. Según el estudio, han "normalizado" el maltrato, señala Natalia Salvo, directora del IAM, "en base a criterios de tradición y costumbre, y una resignación frente a la violencia", es decir, "2/3 de su vida han sido víctimas de violencia y eso induce a ideas de normalización y resignación".
El número de denuncias es ínfimo, tienen menos apoyo social para denunciar tras años y años de convivencia y el silencio marca sus vidas. Se casaron en la década de los 70, dejaron trabajos en muchos casos precarios y se dedicaron al cuidado de su familia. No creen que una denuncia pueda cambiar su situación. "Son muy pocas las mujeres de 65 años que sufren violencia y terminan denunciándola". Coinciden en que, aunque no hay un arquetipo, "tienen un perfil muy autoritario y soberbio, que son muy desentendidos familiarmente y que normalizan la violencia".
El silencio y la resignación lastra su salida del matrimonio, con más dificultades que otras víctimas más jóvenes. Son las que más violencia física sufren y el maltrato más extendido es el psicológico. "Casi un 20% de ellas la ha sufrido en Aragón en algún momento de su vida, que deja graves secuelas en la autoestima", señala Salvo. El control, los celos, la posesión, las amenazas de muerte para generar temor y miedo y la agresividad en el lenguaje y la falta de cuidados por parte del agresor son algunas de sus manifestaciones. La edad, la dependencia y el vivir en el medio rural acentúan los casos.