Todo cambia

Aranda de Duero

La Casa de Cultura de Aranda acoge durante todo lo que queda del mes de enero una muestra de pintura de Antonio Basavilbaso. La sala grande de exposiciones de este edificio ofrece 24 cuadros de este pintor palentino, aunque burgalés de adopción, que después de jubilarse como profesor de dibujo del instituto Diego Porcelos y ver reducidas también sus obligaciones familiares como padre de familia, decidió entregarse en cuerpo y alma a lo que más le motiva. Esta desatada afición le ha llevado a crear en un par de años una buena colección de imágenes donde, lo mismo atrapa la velocidad de un coche en una curva o se cuela entre los vehículos que avanzan en caravana hacia Madrid, en una verbena de luces cortas que rompen la oscuridad de la noche, que se rinde a la calma en la inmensidad de las playas del norte o en los mágicos crepúsculos de la comarca Juarreña. Se define como “pintor figurativo, un tanto realista”, aunque considera que su rasgo principal reside en su empeño en captar el movimiento de una materia que está sujeta a constantes cambios.

Las obras de Basavilbaso, casi todas realizadas con pintura acrílica, se regodean en el paisaje urbano y en la naturaleza, en un contraste entre el vértigo, las aglomeraciones, el estrés y la velocidad en la que vive la ciudad y la tranquilidad, belleza y sosiego que destilan las infinitas playas de distintos puntos de España, las miradas fantásticas a frondosos y misteriosos bosques o la magia de los atardeceres.