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Solidaridad mal entendida

A PRIMERA HORA (14/01/19)

A PRIMERA HORA (14/01/19)

03:26

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Ahora que nos estamos arrojando a la cara millones de euros -los millones que se invierten aquí o allí, o los millones que no invierten en un lado o en otro-, no estaría de más recordar uno de los pilares que sustenta nuestro Estado: el principio de solidaridad. Poco se ha hablado en las últimas semanas, y tampoco con el proyecto de Presupuestos Generales ya sobre la mesa, de la solidaridad entre las regiones de este país, un principio constitucional que tampoco es novedoso y que responde a otros mecanismos similares para corregir desajustes sociales y económicos, por lo tanto para hacernos más iguales.

Desgraciadamente, este principio, esta máxima -el ser más iguales y compensar al que menos tiene- se está yendo al garete en los últimos años. El último ejemplo, la cifra que parece ir destinada a Cataluña para calmar las exigencias independentistas. Quédense con este porcentaje: 18 por ciento.

Según el gobierno socialista, con los presupuestos presentados el pasado viernes, se cumplirá por primera vez con una reclamación: que las cuentas estatales destinen a Cataluña el mismo porcentaje que aporta el PIB catalán al Estado, un 18 por ciento. Más allá de los argumentarios de los diferentes partidos políticos, los de aquí y los de allí, hay que tener cierto arrojo e inconsciencia para defender un reparto basado en esa premisa, alejada completamente del principio de solidaridad que recoge la Constitución. El "tanto aporto, tanto recibo" es injusto y agranda aun más la distancia entre regiones ricas y pobres. ¿Qué debemos hacer con la solidaridad interterritorial cuando una comunidad autónoma reclama tener el mismo peso en los presupuestos que lo que aporta a las arcas del Estado? Esa trampa presupuestaria es como si los trabajadores o los directivos que más ganan al año exigieran que Hacienda les devolviera algo similar a lo que aportan; sería el principio del fin de la presión fiscal progresiva y el abandono a su suerte de los que menos tienen. A ver quién se come esta barrabasada, nadie aceptaría algo similar, pues con estos Prepuestos nos están intentando explicar una injusticia parecida.

Nadie puede obviar que Cataluña está viviendo un conflicto social y político importante, pero eso no debería ser excusa para olvidarse de un reparto presupuestario más justo y equitativo. La confección de los Presupuestos Generales no debería ser un ajuste entre comunidades autónomas, o peor aun, un ajuste partidista para mantenerse en el poder. Lo hemos visto en bastantes ocasiones con gobiernos populares y socialistas. Mientras, las regiones más pobres de este país ven pasar de largo ese tren constitucional que habla de solidaridad.

Si cada región reclamara lo mismo que Cataluña, ¿qué futuro tienen las comunidades con menos peso poblacional o que aportan menos recaudación a esa caja única simplemente porque el nivel de vida es menor o tienen economías más endebles? Imaginen que Canarias hubiera aplicado en el reparto presupuestario por islas algo similar. ¿En qué situación estaría El Hierro o La Gomera?

Mientras Pedro Sánchez se enorgullece de ese 18 por ciento destinado a Cataluña y deja de asistir en Canarias a la puesta de largo del nuevo Estatuto, al margen de guerras políticas y campañas electoralistas, uno se pregunta dónde ha quedado el principio de solidaridad. ¿Dónde ha quedado compensar a los territorios más desfavorecidos y menos desarrollados para ser más iguales? ¿Dónde?

 
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