Hartos de correr
Firma de opinión. Alfonso Fernández Zamorano. Hartos de correr.
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Córdoba
Unos y otros están hartos de correr, pero se drogan más lo ricos o los pobres? La respuesta es una obviedad: cuantitativamente, se drogan más los pobres porque hay más pobres que ricos.
En una reunión de confrontación individual ante el grupo en Comunidad, uno de ellos, con carrera él, educado en colegio de pago, y con un brillante expediente académico, un compañero sin estudios le decía: si tú tienes carrera, nosotros estamos hartos de correr.
Esa es la realidad, por muy variados motivos que les hayan llevado al consumo, los resortes que ha activado la droga se acaban pareciendo tanto que apenas hay diferencia entre pobres y ricos, y, salvo raras excepcione, el universitario se siente colega del chorizo y viceversa, porque lo que les une es mucho más fuerte que lo que los separa, las experiencias vividas son tan parecidas y tan intensas, que los hermana creando un fuerte vínculo entre ellos.
No vale que alguno se empeñe en resaltar sus diferencias con respecto al otro, sino que a partir de contrastar esas diferencias se pregunten cómo siendo tan distintos han reaccionado ante su situación lo mismo que los otros, acudiendo a la droga, tratando de eludir su realidad, evitando los problemas y borrando todo lo molesto que les ocurre en su vida.
Ahí puede estar la esencia del problema, la droga no entiende de posición social, ni de titulaciones académicas, la droga responde a una insatisfacción ante cualquier problemática mal enfocada o irresoluta, nada importa de lo que ocurra de pellejo hacia fuera, es una respuesta al interior de cada persona, una equivocada búsqueda de paz, de placer, es… , bueno, es muchas cosas más, pero también y sobre todo una precipitada carrera hacia la felicidad en la que acaban reventados antes de la meta; en esa carrera, los que deciden ponerse en tratamiento, lo hacen como aquéllos a los que nos referimos hoy: porque están hartos de correr.