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Rescate Julen

Las principales dificultades para llegar hasta el pequeño Julen

El equipo de rescate se ha encontrado durante las últimas horas con multitud de obstáculos para llegar hasta el lugar en el que se encuentra Julen

Madrid

El minúsculo agujero por el que se coló Julen complicó el rescate desde el principio. Ante la imposibilidad de que entrara una persona se utilizó maquinaria especializada pero a los 73 metros de profuncidad, encontraron tierra y sólo lograron extraer 30 centímentros.

En ese punto hacen tope y el equipo tuvo que replantarse el rescate por completo. Aprovechando la ladera de la montaña se decide hacer un tunel de unos 50 metros para llegar al pequeño pero los desprendimientos hacen que se de prioridad a la contrucción de una galería vertical. Tampoco es tarea fácil porque la orografía del terreno dificulta el acceso de las perforadas al lugar donde está el pozo y hay que construir plataformas que aguanten su peso.

El jueves se empieza a rebajar al terreno para oradar ese agujero paralelo pero topan con una veta de pizarra y hasta el sábado no empieza la construcción del pozo. El último obstáculo es una veta de cuarcita que vuelve a alargar los plazos para llegar a Julen.

La dureza del terreno y el uso de explosivos, principales obstáculos para los mineros

El mayor problema al que puede enfrentarse la brigada minera de Asturias desplazada a Totalán (Málaga) es la dureza del terreno, lo que podría retrasar el rescate y obligarles a usar algún explosivo, que les permitiría remover el terreno mediante microvoladuras.

Así lo ha asegurado el que fuera jefe de esta brigada entre 2005 y 2009, Santiago Suárez García, que a través de WhatsApp mantiene contacto con los brigadistas que el pasado martes se desplazaron hasta Totalán para ayudar en las labores de rescate del pequeño Julen.

La dureza y estabilidad del terreno marcarán el ritmo de avance de la Brigada de Salvamento Minero de Asturias que se encargará de conectar el pozo por el que cayó el pequeño Julen y el paralelo que se está excavando para llegar hasta el nivel en el que creen que se encuentra.

Aunque la ley exige que en los rescates los equipos estén compuestos por tres brigadistas, Suárez García ha señalado que en este caso seguramente no bajen más de dos porque no cabrán en el túnel inclinado que van a excavar y porque tampoco van a correr ningún riesgo.

Estos hombres están acostumbrados a trabajar en condiciones mucho más peligrosas, con atmósferas explosivas como las que provoca el gas grisú en las minas de carbón, y en túneles de medio metro de diámetro -el pozo paralelo de Totalán es de 80 centímetros y el que van a excavar de un metro de ancho por 1,20 de alto- en los que tienen que portar además el equipo autónomo de respiración.

En este caso, Suárez García desconoce si los brigadistas deberán llevar ese equipo o si les facilitarán oxígeno desde el exterior, pero lo que no les va a faltar es un martillo de aire comprimido, hachas y madera para entibar (apuntalar) el pequeño túnel que deben horadar. El mayor problema al que pueden enfrentarse es la dureza del terreno que podría retrasar el rescate y obligarles a utilizar algún tipo de explosivo, similar al que utilizan los Tedax para desactivar bombas, que les permitiría remover el terreno mediante microvoladuras.

 
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